Por la Fecha 7 de la Liga Profesional, River acumuló un nuevo dolor de cabeza en una semana caliente y cayó 2-0 con Godoy Cruz. Sobre el cierre, hasta el Muñeco perdió la cabeza y vio la roja.
El hincha de River sabía que tenía que estar, que tenía que marcar presencia en una parada brava. No por el rival, sino por la gran decepción de la semana por la eliminación, polémica de por medio, ante Vélez por Copa Libertadores. Ya sin Enzo Fernández ni Julián Álvarez, los grandes motores de un equipo que fue de mayor a menor, el plato de este domingo requería barajar y dar de nuevo. Y la gente estuvo: cantó y vibró en las tribunas porque sintió que la moral no debía decaer aún más.
En apenas cinco minutos se volvió a notar: Rodrigo Aliendro es la luz de esperanza para cada avance, pero sin compañía siempre se va a complicar. Así como inició deseoso de atacar, River se diluyó inexplicablemente. Dócil para las pelotas divididas, le cedió el protagonismo a un Godoy Cruz decidido a adueñarse de la iniciativa. En 22′, el equipo mendocino ya ganaba 2-0 gracias a los goles de Martín Ojeda -vía VAR- y Gonzalo Abrego. Ambas situaciones con la defensa abierta, desarticulada y sin reacción. Errores de este calibre muy repetidos en el último tiempo, terminantes para resignar puntos y clasificaciones.
Cuánta mandíbula de cristal, cuánta displicencia en un equipo que hace menos de un año desfilaba camino al campeonato. Si tenemos que resumir de acá en más, el partido del Millonario fue deplorable. No le acertó al arco, se dejó gambetear continuamente y el Tomba le hizo precio. Ninguno estuvo a la altura ni se hizo cargo de manejar los hilos. Ni siquiera los cuatro cambios el entretiempo le cambiaron la cara a un equipo con el ánimo por el suelo.
Los laterales imprecisos, los volantes centrales sin quite ni conducción y los delanteros -como si sobraran- con la pólvora mojada. Para colmo, Rodrigo Aliendro y ¡Marcelo Gallardo! se fueron expulsados sobre el final. Diego Rodríguez jamás pasó sofocones, y eso habla a las claras de la falta de recursos para generar peligro. Noche olvidable y un nivel cada vez más preocupante. Ay, River…
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