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El Muñeco se expresó ante los micrófonos y tocó varios temas, explicando de manera vehemente que su continuidad no corre peligro y que piensa únicamente en conformar un equipo competitivo.

Siempre que se pronuncia deja mucha tela para cortar, por eso llamó la atención que en tres oportunidades consecutivas haya decidido no brindar una conferencia de prensa post partido. Pero este martes despejó las dudas y acalló los rumores que lo ubicaban como emisor de una mala noticia. Todo lo contrario, reafirmó su compromiso, sus ganas y la ilusión de volver a pelear nuevamente la Liga Profesional.

«Lejos estamos de pensar que todo está terminado. No hay crisis acá, no la van a encontrar. El hincha de River no se deja llevar por cosas externas o internas que intentan desestabilizar. Lo que se construyó es más fuerte que un resultado», puntualizó sin vueltas.

Confiado en el potencial del plantel y mejorar la versión en cancha, se ilusionó con recuperar el protagonismo perdido: «Creo yo que vamos a pelear el campeonato y a recuperar puntos. Mi función es preparar el mejor equipo posible, con convencimiento. Un buen entrenador debe acompañar procesos también en los malos momentos. Lamento decirles que no hay ninguna crisis y que no van a confundir al hincha. Estoy convencido hacia dónde tenemos que ir».

A mitad de julio y en vistas al fin de la temporada, hubo una consulta que lo incomodó y tuvo que ver con su continuidad en 2023 al mando del equipo. «Es una pregunta que no es para ahora. Me estoy ocupando de este momento, tenemos que seguir trabajando. A veces entiendo que a algunos les moleste mi permanencia, incluso cuando no se dan los resultados. Pero se tiene que ver como un mérito en una sociedad donde todo se destruye rápidamente», expresó con cara de pocos amigos.

La llegada de Miguel Borja y el resto de los refuerzos se hizo esperar, pero el Muñeco volvió a manifestar las complicaciones para incorporar: «Hace seis meses sabíamos que algunos jugadores no iban a estar, y desde ahí trabajamos en esas posibilidades. Y se dio ahora, a mitad de año. Lo de Aliendro fue una muy buena incorporación, de gran presente. Y Pablo Solari es un jugador con proyección que nos va a venir a aportar lo suyo. Mientras el mercado en Europa siga abierto, vamos a estar a la expectativa».

La polémica del VAR y los distintos fallos arbitrales caló hondo en el seno del plantel, pero él sabe que es una constante y por ende pidió atención: «Hoy los árbitros tienen miles de repeticiones para ver, entonces tienen que errar mucho menos. Hubo muchos errores, y no hablo solo para con nosotros. Hicieron alarde de mucha capacitación y están fallando, y no solo hablo en contra mía».

Respecto a la exigencia a sus jugadores y el rol de los referentes en el vestuario, subrayó que sus modos jamás sufrieron alteraciones desde que tomó la batuta en 2014. «Mi forma no ha cambiado. No hemos cambiado. Lo que pasa es que lo equipos tienen altibajos. Por eso un semestre bueno lo puede tener cualquiera, ahora sostenerte con convencimiento durante ocho años no sé si es fácil de lograr… En ese proceso, hubo puntos altos y otros bajos. Cuando el equipo juega mal soy el primer responsable», dijo con suma autocrítica.

Entre buenos rendimientos, bajas performances y un nivel colectivo irregular, hay nombres que atraviesan una merma y por eso el DT habló de respaldarlos como cabeza de grupó: «Mi función es acompañar al jugador cuando no está en su mejor momento. A veces tratando de sacarlo del nivel de exposición. Soy responsable de ayudar en eso. Soy responsable en lo bueno y en lo malo. River exige mucho y enseguida, y no muchos están preparados, por eso hay que acompañar. Pero los jugadores saben que River tampoco espera».

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