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River puede jugar bien, regular, ganar o perder. Eso varía constantemente. Pero algo que lo tiene a mal traer hace tiempo es la parte defensiva del equipo, la cual en lo que va del 2022 deja más dudas que certezas. Esto se pudo ver en Fase de grupos y Octavos de final de la Copa Libertadores, en la Copa de La Liga y actualmente en la Liga Profesional.

Durante muchos años, el hincha de River estuvo acostumbrado al buen juego, gran funcionamiento colectivo, triunfos, hazañas, títulos, y hasta derrotas opacadas por el extraordinario rendimiento del equipo. Pero esto cambia, no dura para siempre. El Millonario cerró el 2021 ni más ni menos que consagrándose campeón del torneo local tras vencer a Racing y tachando un pagaré ya que nunca había podido obtenerlo con Marcelo Gallardo como director técnico. Ya en un nuevo año con más aspiraciones, la otra cara de la moneda se hizo notar.

El 2022 de River

A comienzos de año, se realizó una inversión de dinero muy importante para sumar jugadores al plantel. Hasta ese momento, los defensores que conformaban el plantel eran Jonatan Maidana, Javier Pinola, Paulo Díaz, David Martínez, Robert Rojas y Milton Casco. Fue entonces que Marcelo Gallardo se vio obligado a exigir incorporaciones para nutrir la poca cantidad de opciones.

De esta manera llegaron los siguientes futbolistas:

  • Emanuel Mammana (Libre)
  • Leandro González Pirez (Inter Miami -préstamo-)
  • Elías Gómez (Argentinos Juniors)
  • Andrés Herrera (San Lorenzo)

En marcha el nuevo anhelo de conquistar títulos con al menos una alternativa por puesto, comenzaron los problemas debido a los bajos rendimientos y la gran cantidad de lesiones. Para variar, la defensa empezó a rotar y los resultados no acompañaron. Algunos de los partidos que quedaron marcados en la retina de los hinchas fueron: derrota 0-1 contra Boca Juniors por el error de Leandro González Pirez; el desentendimiento en el retroceso pese al triunfo en Chile ante Colo Colo; la eliminación de la Copa de la Liga contra Tigre por un blooper de Paulo Díaz; y el bajísimo nivel exhibido en la llave de los Octavos de final de la Copa Libertadores frente a Vélez Sarsfield.

La única y más sana manera de solucionar un mal funcionamiento es acompañarlo en todo momento hasta que levante el nivel o un compañero le gane el puesto. Se sabe que no hay margen de error y en River no se puede dar el lujo de tener una seguidilla de malos partidos. Es por esto que, ahora más que nunca, hay que aspirar a que todos mejoren y hagan lo imposible para hacer valer el esfuerzo colectivo del grupo.

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