Figuras transferidas al exterior, eliminaciones con herida abierta y puntos desperdiciados. Los factores que llevaron a que Marcelo Gallardo continúe cambiando piezas en el equipo y no encuentre una consolidación en el once titular.
El empate sin goles frente a Arsenal en Sarandí presentó un cachetazo de realidad en el equipo de Marcelo Gallardo. Sin un funcionamiento claro y con pocas llegadas en ataque el conjunto del Muñeco se vio, otra vez, desdibujado.
La sensación del Millonario es como si hubiera sufrido una goleada por 3 a 0. ¿Por qué? Los jugadores no supieron responder ante un rival sumamente inferior y la Banda dejó pasar una nueva oportunidad de acercarse al puntero Atlético Tucumán.
Hoy en el sexto lugar de la tabla, River no encuentra solidificar un equipo y las estadísticas lo demuestran. Para la última vez que Gallardo repitió un equipo titular, hay que remontarse al 11 de mayo de este año (¡pasaron 19 encuentros!). El once titular le venía dando sus frutos al Más Grande (venía de vencer a Sarmiento por 7 a 0 y de empatar 1 a 1 con Fortaleza), pero se topó con la inesperada caída y eliminación frente a Tigre por los cuartos de final de la Copa de la Liga.
Si bien el entrenador tiene en claro que la importancia de los jugadores no se basa sólo en la titularidad, es sorprendente la decisión de no darle un mayor rodaje a un equipo fijo, en lugar de generar una constante rotación. Es entendible que el peso anímico de la eliminación de la Copa Libertadores siga presente, pero a más de un mes y medio, el equipo no reacciona con regularidad.
Claro que hubo factores que influyeron en el accionar del cuerpo técnico. Las salidas de Enzo Fernández y Julián Álvarez, dos jugadores de pura jerarquía para el nivel del fútbol argentino, fueron un dolor de cabeza en el armado de la mitad hacia adelante, pese a las llegadas de Lucas Beltrán, Miguel Borja, Rodrigo Aliendro y Pablo Solari en el último mercado de pases.
River deberá demostrar en los próximos partidos que la goleada por 4 a 1 ante Newell’s en el Estadio Monumental no fue una casualidad, sino el puntapié para encadenar una buena racha de cara al deseo de los hinchas de consagrarse campeón de la Liga Profesional por segunda vez consecutiva.
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