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Después del primer tiempo, ya varios se veían empezando a ahorrar para ir al Mundial de Clubes 2025. Pero aprendida la lección, con este River, no se puede ir más allá del próximo partido. Hoy no había excusas. River no jugaba hace más de 7 días, no había cansancio posible. Y después de los primeros 45′ no había otro resultado posible que no fuera la victoria.

Pero River, una vez más, mostró dos caras. En el primer tiempo, hasta el gol de Miguel Ángel Borja no había agarrado la pelota, después del gol (golazo en realidad) del «9», debió haber terminado 3 o 4-0 el primer tiempo. Con el 1-0, River se dedicó a jugar de contra y le salió. Facundo Colidio estampó el segundo y la idea de jugar de contra servía porque tanto Nacho como Echeverri estaban lúcidos para dar el primer pase.

En el segundo tiempo, todo cambió. De las sensaciones positivas de la primera mitad, a una frustración enorme que se tradujo en el 2-2 final que River sacó en el Gran Parque Central. Y decimos sacó porque River quizás hasta mereció volverse sólo con el bolso lleno de dudas y sin siquiera un punto. En la segunda mitad, Nacional salió a pelearlo. Y River entró en esa. Primer grueso error: ganando 2-0, el partido estaba para que Nacional se pelee solo, que River no entre en eso. Y River entró. Y en forma. Borja se peleó, Enzo Díaz revoleó algún manotazo, hasta Martín Demichelis entró al campo de juego a separar.

Fue un partido copero. Bien copero. Más parecido a un Cuartos de Final que a un partido de Cuarta fecha de Fase de Grupos. Y lo peor, sin duda, es que River no estuvo a la altura. En un trámite muy similar al que tuvo el cotejo que River se empató en Córdoba, 2-2 ante Talleres, por la Copa de la Liga que acaba de terminar (y en la que River tampoco estuvo a la altura).

El segundo grueso error lo cometió su DT. Hay cambios que dejan mensajes. Y Martín Demichelis envío una inequívoco para sus dirigidos. Afuera Nacho Fernández, adentro Sebastián Boselli. Un zaguero por un creativo. Y River entendió perfecto el mensaje: Todos atrás y Dios, en este caso el amigo de Dios, Borja, de «9». River jugando de contra es una cosa, tirado atrás y dándole pelota y dominio al rival es otra.

Con ese cambio, River le entregó la pelota a un limitado Nacional que iba y chocaba contra sus imperfecciones y defectos a la hora de definir. Sin embargo, para que el regalo sea completo, Enzo Díaz regaló un penal que Gonzalo Carneiro cambió por gol y, unos poquísimos minutos después, el elenco uruguayo llegó al empate. 2-2. River estaba 2-0, en Octavos y en el Mundial de Clubes. De pronto, el equipo estaba 2-2, sin clasificación, sin Mundial de Clubes y muy pero muy cerca de perder el partido.

River va a clasificar a 8vos de Final y al Mundial de Clubes. Pero mejor no ir tan allá. Vayamos a lo inmediato. ¿A qué juega River? ¿Cuál es el River real? ¿Dónde están los defectos de este equipo que es capaz de pasar a un primer tiempo paseando por Montevideo a un segundo tiempo con el río (De la Plata) revuelto? ¿Está para competir, en serio, en esta Copa Libertadores? Esas son solo alguna de las dudas que River se trae en el «Bolso». Y deberá resolverlas pronto, porque el próximo partido es ya. Y el equipo debe responder, porque si sigue dudando, se va a quedar, muy pronto, con las manos vacías.