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gio simeone

Con un equipo plagado de juveniles River se midió ante el modesto Juventud Antoniana en Salta, en su primer amistoso de pretemporada. Y justamente ese carácter, el de amistoso de pretemporada, caracterizó al partido, de principio a fin, por la chateza del mismo, y por la carencia de ideas y de soltura por parte de los jugadores de ambos equipos, razones de un aburrido 0 a 0 final.

Poco positivo se puede destacar por parte del «Millonario»: quizá una labor defensiva sin mayores fisuras, o la personalidad y jerarquía que demostró Matías Kranevitter desde la mitad de la cancha. Pero la verdadera novedad llegó desde banco de suplentes, y directamente de la sangre un exjudador gloria del fútbol Argentino, y si se quiere, del fútbol mundial. La referencia es para Giovanni Simeone, hijo de Diego «El Cholo» Simeone, nada menos que el último técnico que supo ser campeón en el club, así como también un responsable directo del descenso a la B Nacional, es verdad, pero, en definitiva, una gloria futbolística para el fútbol argentino, lo que realmente importa.

Su hijo no juega de volante central, posición en la que «El Cholo» supo desempeñarse de manera soberbia. El joven Giovanni, de tan sólo 18 años de edad, y quien realizó todas sus divisiones inferiores en River, saltó al campo de juego ayer ante Juventud Antoniana mostrándose, ante un primer golpe de vista, como un centrodelantero portentoso, robusto, pero también potente. Lo hizo con la dorsal número 14, sí, la de su papá, y en el segundo tiempo de un partido, como era descripto anteriormente, puramente chato. El hijo del «Cholo» mostró un temple y unas condiciones destacables, y rápidamente comenzó a pagar, no todavía con goles, pero sí con situaciones de peligro. La primera, a través de un soberbio derechazo que obligó a lucirse al arquero rival, algo que no había sucedido en el partido. Nada menos que un disparo similar, y desde una posición similar a un tanto que alguna vez marcó en la reserva ante Tigre, y que él mismo recordará, seguramente.

Gio, como es apodado, lejos de conformarse, siguió desplegando lo mejor de su repertorio, mostrando que sabe pivotear muy bien y que goza de recursos y movimientos de área realmente destacables. Producto de estos, volvió a aparecer peligrosamente en el frente de ataque, esta vez generándose su propio espacio en el área, para luego sacar un violento remate al segundo palo que obligó a otra respuesta fenomenal del arquero de Juventud Antoniana. Su segunda situación de gol para su cuenta personal, algo que casi no había podido generar River en todo el transcurrir del encuentro.

Una aparición que ilusiona, sin dudas, ante la ausencia de ese «9» que todavía no llega, y la falta de jararquía que hay en el plantel de mitad de cancha hacia adelante. Giovanni Simeone supo lucirse, con grandes movimientos dentro y fuera del área, pero también con dos remates soberbios que, si bien no culminaron en gol, generaron el peligro que no había generado River, y acertaron al arco. Un detalle que no es menor, teniendo en cuenta el pasado ¿karma? de Rogelio Gabriel Funes Mori y su falta de definición.

Esto lo habrá notado Ramón Díaz, un glorioso delantero de antaño, en su eterna búsqueda por ese jugador que sepa resolver con efectividad en los últimos metros, como lo hacía él. El hijo de Simeone demostró que tiene condiciones para dejar de ser llamado, en un futuro, justamente el hijo de Simeone, y escribir su propia historia dentro del fútbol. Es cierto, por su juventud, y como toda reciente aparición, debe ser llevado de a poco, sin quemar etapas, para que vaya incursionando lentamente en la primera del club mas grande de la Argentina, lo que no es poca cosa. El 9 de jerarquía que tanto pide Ramón debe llegar como refuerzo. Es una necesidad imperiosa. Dios quiera que así sea, y que se destrabe la situación de Teófilo Gutiérrez. Mientras tanto, detrás hay un jugador de apellido conocido que pide pista. En su momento, Ramón Díaz se había fijado el objetivo de hacer goleador a Funes Mori, y él mismo se debe reprochar haber fracasado en el intento ¿Podrá hacerlo a largo plazo con Giovanni Simeone?

Por Nicolás Scanonne