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Protagonismo del VAR en distintos tramos del encuentro y un River que fue de menor a mayor gracias a los cambios en el segundo tiempo. De esta manera, con goles de Miguel Borja y Esequiel Barco desde los doce pasos, primera victoria como local en la era Demichelis.

Volver a casa. Volver a vernos. Volver a sentir esa adrenalina. Todo era rojo y blanco en las acaloradas retinas de las más de 83.000 almas que se acercaron al debut de la Era Demichelis como local. Mismos once que la semana pasada en Córdoba, nuevo voto de confianza del DT para el equipo que mejor cree que está. En la previa, homenaje a los campeones del mundo y ovación por las flamantes obras.

La claridad en los pies de Ignacio Fernández no fue de la mano con el desarrollo de los primeros minutos. Si bien River manejó la pelota, no pudo inquietar a la defensa rival. Recién a los 20 minutos, un disparo de José Paradela amagó con colgarse en el ángulo superior izquierdo pero se fue desviado. La gran polémica, un offside fino de Argentinos Juniors que tuvo doble oportunidad al pegar el primer impacto en el travesaño. Franco Armani, ya rendido en el suelo, nada podía hacer para salvar su valla. Para fortuna del dueño de casa, invalidado a instancias del VAR. Monotonía y desesperación. Micho notó que Pablo Solari no estaba cómodo por izquierda y lo mandó por derecha al igual que a Nacho Fernández, pero poco pudieron hacer para asistir a un solitario Miguel Borja que se relamía en el área. Cuando moría el primer acto, Kevin Mac Allister capitalizó un cabezazo y rompió la paridad. Así llegó el descanso, con más preocupaciones que certezas.

Manguerazos de agua para las tribunas Sívori y Centenario para pelearle al calor y a la bronca por el flojo desempeño. El reto en el vestuario fue evidente. Los ajustes tácticos también, porque la vocación ofensiva del Millonario en el complemento fue totalmente distinta. A los tres minutos, Nacho cayó en el área y Fernando Rapallini pitó penal. El estadio se levantó como nunca a viva voz para acompañar el momento. Borja cambió por gol con un remate fuerte al medio y, con el trámite igualado, el equipo local jugó al límite en cada sector de la cancha. El Bicho contó con corridas aisladas, pero la última línea comandada por Jonatan Maidana estuvo firme. Dicho sea de paso, Jony contuvo muy bien a Gabriel Ávalos.

Hubo que esperar hasta los 24′ para dar vuelta el resultado. Mano en el área y decisión de la tecnología para que Esequiel Barco pusiera el 2-1. Locura y éxtasis en todos los rincones del estadio, cantando y haciéndole frente a una noche terriblemente difícil por factores dentro y fuera de los futbolístico. En el último minuto, suspenso con una posición prohibida que le daba el empate a los de Gabriel Milito. Lo revisaron en la cabina por un largo rato. Incertidumbre y quejas generalizadas que entorpecieron un cierre que puso en peligro los tres puntos. Como si hubieran sido accesibles. Todo lo contrario: una pesadilla. La radio adelantó la decisión y la gente se hizo eco: ANULADO. Ahora sí, primera victoria en casa con el corazón en la mano.

 

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