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BERNABÉ FERREYRA, PRÓCER ETERNO DE RIVER PLATE

Antes de los  15 años jugaba en la Primera de Jorge Newbery. Le decían «El Ñato», y luego de vislumbrar con su pegada, pasó a ser «Balazo», o «El Pibe Cañonazo». «Desde chico, sus hermanos lo hicieron jugar en el club. El mayor, sorprendido por su potencia, lo empezó a obligar a que pateara descalzo», contó su hijo más grande. Así comenzó la historia.

«El Mortero de Rufino» nació el 12 de febrero de 1909, en dicha ciudad de Santa Fe. Siguió su carrera en el BAP (Buenos Aires al Pacífico) de Junín. Allí se consagró campeón de la Liga Deportiva del Oeste, tras derrotar a Sarmiento de Junín con un gol suyo y quebrando 13 años de sequías de su equipo.

Ya con 20 años se convenció de probar suerte en un equipo de Capital. Primero fue a Talleres de Escalada, por su relación ferroviaria, pero allí no lo aceptaron.

Al poco tiempo recibió una oferta de Tigre, y a pesar de quedarle a trasmano de todo, se la jugó. Alberto Monge, un buscador de talentos, sorprendido por su potencial dijo: «A este tigre me lo llevo a Tigre». Llegó al club de Victoria y debutó con 4 goles. Le metió 3 a San Lorenzo en  ocho minutos, cuando el mismo iba ganando 2 a 0 cómodamente,  y pasó a llamarse «La Fiera».

Allí se deprimía porque extrañaba, entonces decidieron cederlo a préstamo. Huracán y Vélez lo pidieron para realizar giras. En el «Globo» jugó 8 partidos y marcó 11 goles. Con el «Fortín» tampoco falló. En 25 partidos por toda América, convirtió 33 goles. Dejó una gran anécdota para la época. Contra un equipo peruano, le pegó semejante pelotazo al arquero que lo desmayó. Luego pasó a visitarlo al hospital y el guardameta le pidió:«Si nos volvemos a enfrentar, avíseme antes de patear». El viaje siguió y volvieron para la revancha. Bernabé le avisó que iba a patear y le hizo el gol igual, aunque el arquero le agradeció. Pero esa no fue la única anécdota. En la misma gira, un árbitro le hizo patear cuatro veces un penal, a lo que Ferreyra le advirtió: «Siga que puedo meterla adentro una semana seguida»

Continuó su amistad con el gol en Tigre hasta que River lo compró en 1932 por 50 mil pesos. Debutó en el conjunto «Millonario» el 13 de marzo ante Chacarita y River ganó 3 a 1 con dos goles suyos. No conforme con eso, convirtió en 12 partidos seguidos, tenía una pegada devastadora. Cuentan que solía practicar con la pelota mojada y embarrada para que fuera más pesada. En su paso por River tuvo más goles que partidos jugados: 187 en 185 (8 de ellos a Boca). Con esta cifra, además de ídolo, es el tercer artillero histórico de River, detrás de Labruna y Mas, y en el título del ‘32 metió 44 goles.

Sólo tenía 30 años al retirarse, en 1939, porque sus piernas no podían más. River lo empleó como cuidador de la cancha de pelota paleta. El gran Bernabé, no sólo ídolo de riverplatenses, murió el 22 de mayo de 1972.

Por Juliana Palleros –