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En un partido con poco brillo, aunque con una leve superioridad millonaria, el conjunto de Matías Almeyda no supo sostener un 2 a 0 a favor y terminó saboreando un empate sobre la hora con gusto a derrota. Leonardo Ponzio y Rodrigo Mora marcaron para River, mientras que Santiago Silva -de penal- y Walter Ervitti igualaron para la visita. Los de la Ribera festejaron el empate como una hazaña.

El superclásico del fútbol argentino pasó y dejó un partido muy pobre. Con emociones, es cierto. Pero desde lo futbolístico, el nivel fue mediocre y la mayoría de las incidencias del juego obedecieron más a los desaciertos defensivos que a la generación de juego que ambos equipos propusieron.

River fue más ambicioso en el primer tiempo. Tempranamente, se encontró con un gol de tiro libre de Leo Ponzio con una complicidad aberrante de Agustión Orión, que no llegó a una pelota bien dirigida pero sin demasiada potencia que ejecutó el volante millonario desde una distancia cercana a los treinta metros. En los primeros 45 minutos, el conjunto millonario fue más, sobre todo desde el pressing y el apriete en el que metía a la defensa xeneixe cada vez que tenía que salir desde el fondo.

En el complemento, pese a que el equipo de Julio Falcioni salió decidido a buscar el empate, desde una contra electrizante y una gran jugada de Carlos Sánchez, Rodrigo Mora estiró la ventaja e hizo estallar el Monumental al grito de ‘uruguayo, uruguayo’. Sin proponer demasiado, River parecía sentenciar un partido en el que, con muy poquito, superaba al equipo de la Ribera en todas sus líneas.

Sin embargo, rápidamente el visitante encontró un penal tonto de González Pírez que achicó las distancias en el marcador y le puso suspenso hasta el final. Pudo ser de River, en varios contragolpes. Pero los goles que no se convierten en un arco, se sufren en el otro. Y en la última bocha de la tarde, Walter Erviti facturó y selló un empate que dejó en Nuñez mucha bronca y olor a derrota.

Fue empate. Flojo desde el juego, pero emocionante desde las incidencias. River, nuevamente, pagó muy cara su irregularidad y sus falencias defensivas. Un mal que a esta altura, parece crónico.