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(Incluye audio) Ayer se cumplieron 26 años de la obtención de la Copa Libertadores de 1986, primer título internacional en la historia de River. Por ese motivo, entrevistamos a Norberto Osvaldo Alonso, ídolo y bandera futbolística de aquél equipo del Bambino. 

El «Beto» Alonso es un emblema de River. Una palabra autorizada que cada vez que habla, deja enseñanzas y miles de anécdotas. Tiene una memoria envidiable, recuerda detalles que pocos registran en su memoria. En esta oportunidad, esas imágenes mentales viajaron 26 años atrás, al año más glorioso de la institución. El año que River ganó todo: «Ese equipo no sólo ganó la Libertadores. Ganó en Japón, salió campeón y dio la vuelta en la Boca…va a pasar mucho tiempo hasta que un equipo vuelva a dar la vuelta en la Bombonera«, señala el «Capitán Beto«, resaltando la importancia que aquél equipo tiene en la historia millonaria.

A la hora de desentrañar la historia de esa Copa, el Beto entiende que el partido más difícil fue la final en Cali, contra el América, donde empezaron a sentirse campeones por primera vez: «Tuvimos una Copa muy dura. El América de Cali estaba invicto y le ganamos 2 a 1 en el partido más difícil, allá. Y estaba prácticamente todo liquidado, la gente vino a festejar. Pero yo hablaba mucho con la gente, con las emisoras, que faltaban 90 minutos y no había que festejar antes de tiempo».

Cuando  se recuerda aquél equipo del «Bambino», más allá de los atributos futbolísticos, se señala que era un «equipo de hombres». Para ganar esa primera Copa Libertadores, esa caraterística fue fundamental: «A nosotros nos gustaban los desafíos, fue un grupo de muchachos que hoy lo recuerdo con mucho cariño. Ese equipo te ganaba de visitante, te ganaba con mucha facilidad». Además, recordando su infancia, destacó de dónde salió y desde dónde forjó su personalidad, esa que hacía que nunca se achicara en las difíciles: «Los partidos de Copa eran picantes pero lindos. Yo vengo de jugar de Los Polvorines que te tiraban cuchillos, te tiraban de todo…y jugábamos con los grandes».

Por primera vez, el «Beto» reveló en forma de anécdota una historia desconocida hasta por sus propios compañeros de equipo, cuando desde su casa de Florida vio caer a Argentinos Jrs. en un partido clave contra el Barcelona en Guayaquil:  «Había un jugador, Lupo Quiñonez, que le había ganado él solo el partido a Argentinos Juniors.  Lo llevó por delante a Pavoni, Olguín, Vidallé. Yo no le dije nada ni a mis compañeros ni al técnico. Él manejaba todo, el entorno, hasta la tribuna, él era más importante que yo para su equipo. Y dije «a este me lo llevo». Vino la jugada soñada, 15 o 20 minutos del primer tiempo, voy con la plancha y la pelota queda entre la canilla de él y mi botín. Yo veía que este Lupo no terminaba nunca de caer, semejante mole…El referí, el uruguayo Martínez, hizo la salomónica y nos expulsó a los dos. El partido se abrió y se ganó 3 a 0, por eso no jugué contra Argentinos Jrs. el partido de vuelta».

Norberto Alonso volvió para las finales contra el América de Cali y el final de la historia es la que conocemos todos, con el «Beto» emocionado, en andas, besando la Copa que se le había negado al millonario en dos oportunidades.

LO QUE DEJÓ EL SUPERCLÁSICO

El pasado domingo, el «Beto» vivió el partido contra Boca como un hincha más, acompañado de dos glorias de aquél equipo campeón de todo, Oscar Ruggeri y Héctor Enrique. Desde su bronca por el resultado final, señaló: «El partido estaba liquidado. Había que divertirse, tirar caños, hablar con los contrarios, si la palabra es ‘cargarlos’, había que hacerlo.» 

Además, desligó al uruguayo Carlos Sánchez de la responsabildad por el segundo tanto xeneixe: «Sanchez fue a acompañar la jugada. Ahora, los otros ocho, ¿Que hacían? ¿Que hacía el arquero? No hay picardía, falta mucho potrero», apuntó el «Beto».

A la hora de analizar el presente de ambos equipos, más allá de cómo llegaban los dos, Norberto Alonso entiende que el conjunto de Almeyda dejó pasar una gran oportunidad: «A River no lo veo armado, ya lo había visto así con Quilmes. Ahora, Boca es un desastre, por eso no te pueden empatar así». 

Por último, entre la tristeza y la indignación por cómo fue el desenlace del superclásico, también mostró su decepción por el cambio en la identidad del hincha millonario: «Ayer estaba en un palco y veía como cambió el paladar del hincha de River. Gritaban ‘tirala para arriba, tirala para arriba’…y yo digo, ¿jugar para cuando?»

Escuchá el audio de la nota completa en el siguiente enlace:

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