River generó una gran cantidad de situaciones en el primer tiempo, pero los palos y Torrico fueron las figuras excluyentes de la noche.
De cabeza, de media chilena o de «palomita», da lo mismo. La pelota, caprichosa, da en el parante y se va desviada. El grito de gol se atraganta. Una. Dos. Tres veces. No quiere entrar. ¿Cómo no sentirme así?
Es que River, luego de una semana por demás convulsionada, tuvo un primer tiempo demoledor, en el que «cascoteó» el arco del «Ciclón» por todos los frentes. Desde la cabeza de Teo. Desde una media chilena brillante del delantero colombiano. Desde una «palomita» de Jonatan Maidana. La suerte fue siempre esquiva.
Sólo por los palos y algunas intervenciones de Torrico , San Lorenzo se fue al descanso con un poco de aire. Sobre el final, River consiguió la mínima diferencia, pero todavía se lamenta no haber construido una goleada merecida.
