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Hace exactamente diecisiete meses, más precisamente el lunes 27 de junio de 2011, Matías Jesús Almeyda, el capitán que no pudo evitar el descenso de categoría, asumía como técnico de River mientras miles de hinchas se manifestaban en la puerta del Club contra la gestión Passarella. «Agarró un fierro caliente«, fue el slogan con el que el presidente millonario hacía la carta de presentación del nuevo entrenador.

Luego de un año de aquella valiente decisión del «Pelado» de Azul, que sirvió como escudo protector para calmar las aguas y los pedidos de renuncia que caían sobre el Kaiser y la Comisión Directiva, Almeyda se fundió en un abrazo eterno con Gabriel Amato, su ayudante y fiel ladero, luego de conseguir el objetivo esperado: River volvía a la Primera División del fútbol argentino, lugar que no debía haber abandonado jamás.

Desde aquel frío y lluvioso 16 de agosto de 2011, en el que Matías Jesús hizo su debut como entrenador frente a Chacarita Juniors en el Monumental, hasta el 23 de junio de 2012 en el que el Millonario derrotó al complicado Almirante Brown, pasaron 38 partidos. 20 victorias. 13 empates. 5 dolorosas derrotas. River terminó consiguiendo el primer puesto del Torneo Nacional B, luego de parir un campeonato sufrido, desgastante, complicado. Fue superior al resto, es cierto. Pero los bajones e intermitencias del equipo sembraron el manto de duda hasta último momento. Los tres goles de Chacarita frente a Rosario Central todavía se siguen gritando por Núñez…

Lejos de corregir falencias, el River de Almeyda en Primera División profundizó carencias. Dejó ir por la puerta chica al «Chori» Alejandro Domínguez y a Fernando Cavenaghi. Armó un equipo alrededor de David Trezeguet, el campeón del mundo que estuvo la mitad del torneo fuera de los terrenos de juego por lesiones, viajes a Europa y problemas conyugales. Perdió al 90% de la defensa. Sufrió la merma generalizada de todo un plantel. No repitió dos equipos consecutivos de un partido a otro. No tuvo regularidad. Ganó solamente 5 partidos sobre 17, redondeando una campaña pobrísima. Y lo que es peor, jugando muy mal al fútbol. «Si quieren que me vaya, me van a tener que echar«, dijo Matías. La decisión parece estar tomada…

Faltan dos fechas y el ciclo de Matías Jesús Almeyda está acabado. La «Nueva Era» que había anunciado luego del empate frente a Newell’s duró muy poco. Hoy, River se enfrenta ante una nueva realidad: ya piensa en el sucesor del «Pelado» de Azul, a falta de dos partidos para finalizar el torneo. A sabiendas que esta campaña de escasos 23 puntos puede derivar en otro semestre de terror, con la presión de un nuevo descenso sobre las espaldas. Algo que terminaría arruinando las ambiciones presidenciales de varios miembros del oficialismo, incluyendo al propio mandamás.

¿Se viene el tercer capítulo del «Pelado» de La Rioja como entrenador millonario? Muchachos, no pierdan la esperanza…