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IMAGEN: Ubaldo Kunz II La Máquina Radio
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Los números reflejan un presente ambivalente: el conjunto millonario es el más goleador del certamen local, pero también está en el podio de los equipos con más goles en contra en las primeras cinco fechas. Las claves de este River que arrancó con las defensas bajas en el 2015.

El hincha de River no quiere ni recordarlo. Ni pensar en él. Pero aquél 0-5 en la noche mendocina ante el histórico rival fue un presagio que las cosas no andaban bien. Más allá que se trataba de un partido de pretemporada, que las piernas estaban duras y la cabeza estaba puesta en la Recopa. El equipo de Marcelo Gallardo desnudó su vulnerabilidad y algunos puntos bajos en cuanto a rendimientos individuales, que se sostuvieron hasta la fecha.

En lo que va del torneo local, el conjunto millonario ya tiene 9 goles en contra en cinco partidos -está entre los cuatro equipos con más goles recibidos en el arco propio-. Un promedio que ronda 1,8 goles por encuentro. Una cifra demasiada alta y que exige, desde el vamos, a marcar por lo menos dos goles para no perder. A esto hay que sumarle los tantos que recibió en la Copa Libertadores, donde todavía no ganó y tiene una diferencia de gol negativa (-2).  Además, sufrió goles en todos los partidos.

Todos estos indicadores  marcan un fuerte contraste con gran parte de lo que fue el 2014. Sin ir más lejos, en el último Torneo de Primera División que conquistó Racing Club en el sprint final, el millonario sólo recibió 13 goles en 19 partidos. Hoy, en sólo cinco fechas, está a cuatro goles de alcanzar ese número.

Sin embargo, el conjunto del «Muñeco», momentáneamente en el séptimo lugar y a 6 puntos de Rosario Central, es el más goleador del torneo, con 13 tantos y un promedio de gol de 2,6 por encuentro.  Una marca que supera por amplio margen las estadísticas del equipo de Ramón en el Torneo Final 2014 y del propio Gallardo en el Torneo anterior. Marcó en todos los partidos oficiales, menos en la visita a la altura de Oruro. Aún así, sólo ganó dos de los ocho encuentros que disputó, sin contar los de la Recopa ante San Lorenzo.

Paradojas que pintan de cuerpo entero el presente ambivalente de este River, que sufre más de la cuenta y siente que los goles ya no son amores.