Dice un viejo dicho en el fútbol que una victoria trae a otra. River ya lleva 4 seguidas en el torneo local y en varios partidos con jugadores que habitualmente no son titulares, lo cual implica un buen síntoma, porque significa que dentro del plantel corto que tenemos algunos chicos están comenzando a aparecer y además genera una competencia necesaria, dado el flojo nivel de algunos titulares.
Hubo buenas sociedades entre «Pity» Martinez y Driussi en la primera mitad. Ese vértigo y ese cambio de ritmo es lo que venía pidiendo River a gritos. Mejoró Cavenaghi en cuanto a la movilidad, estuvo donde tiene que estar e hizo lo que mejor sabe hacer que es definir.
Por fin se le abrió el arco a Boye que tiene gran técnica. Sabe buscarse bien los espacios y quedar frente al arco, sólo le faltaba el gol. Ojalá que esto sea la tranquilidad necesaria para un pibe con grandes condiciones.
Kraneviter levantó un poco el nivel y River a partir de ahí mejoró un poco en el juego, aunque sigue sufriendo en cuanto a los retrocesos. Siguen habiendo graves errores de concentración, no nos pueden hacer un gol de un lateral. Hay un jugador que está en un muy bajo nivel y eso el equipo lo siente: hablo de Gabriel Mercado. La mayoría de los ataques rivales vienen por su sector y hoy se vio potenciado por lo desordenado tácticamente que es Mayada.
Por suerte para compensar esta serie de errores volvió a aparecer Barovero en los momentos calientes del partido y nos dio la posibilidad de volver a la punta del campeonato. La tapa de algunos diarios de mañana en este momento se deben estar volviendo locos, más allá de los galácticos y el equipo sensación de algunos medios, River está nuevamente ahí arriba.
Nos queda una esperanza leve en la copa. Dependemos de otros resultados producto de errores nuestros, pero ojo con River que si le llegan a dar una vida más, puede haber un giro de 180 grados.
