Isotipo_Figuras3

dirigentes en la bosta-2

Los directivos de Boca fueron protagonistas de otro bochorno, propio de un club pequeño. Ante la falta de previsión y hospitalidad, provocaron que los dirigentes de River tuvieran que ver el superclásico en el vestuario visitante, sentados en el piso.

Hay que predicar con el ejemplo, dicen. Durante toda la semana se jactaron de decir, para las cámaras, los flashes y los micrófonos, que la lucha contra la violencia tiene que nacer desde la dirigencia de los clubes. Pero los hechos hablan por sí solos. Y esta tarde, en el Bombonera, dejaron mucho que desear.

Es que la delegación millonaria se encontró con una sorpresa poco feliz al llegar a la Bombonera. Además de los piedrazos y huevazos que recibieron durante todo el trayecto, tuvieron que vivir una situación incómoda cuando se enteraron que los palcos destinados a los dirigentes visitantes estaban ocupados por hinchas de Boca. De esta manera, no había lugar para los directivos de River que acompañaron al plantel en gran número.

Ante la falta de hospitalidad por parte del club local y la incapacidad para garantizar la seguridad de la delegación de River, todos los dirigentes, desde D’Onofrio hasta el último vocal, tuvieron que ver el partido en el vestuario visitante, sentados en el piso. Una verdadera vergüenza de Angelici y su dirigencia, que actuó como un club chico y demostró que un espectáculo del tamaño de un superclásico les queda gigante.