Isotipo_Figuras3
IMAGEN: Prensa River
IMAGEN: Prensa Rivervest

Pablo Aimar volvió a jugar al fútbol y desató una locura en el Monumental. Le bastaron algo más de 15 minutos para desplegar toda su magia. ¡Bienvenido Payasito!

River la pasaba bastante mal. Rosario Central lo peloteaba y el millonario no podía salir de su campo. El equipo de Gallardo no podía aguantar el balón y las piernas respondían cada vez menos. Por eso, el gran conductor que tiene el Más Grande en el banco de suplentes metió mano entre los relevos y leyó a la perfección lo que necesitaba su equipo.

Iban exacamente 28 minutos del complemento cuando Pablo César Aimar se sacó la campera, escuchó las indicaciones de Marcelo Gallardo y encaró al cuarto árbitro con el papelito que decía «35 x 15». Un minuto más tarde ingresó por Pisculichi. Dos minutos después tiró su primeras pisadas con la camiseta de River. En esos escasos minutos, el Monumental se vino abajo, literalmente. Lo que parecía un torbellino en favor del «Canalla», se transformó en un despertar de La Banda, que pasó de estar acorralado contra las cuerdas a manejar los tiempos y a descansar en el talento innato de ese hijo pródigo que llegó de Río Cuarto.

Catorce años pasaron desde el último partido de Pablo Aimar con la camiseta que le queda más linda. Pasó demasiado tiempo, pero la magia y el amor por la pelota siguen intactas. El «Payaso» tocó 13 balones, todos tuvieron como destino un compañero. Recibió dos foules. Levantó a todo un estadio que volvió a deleitarse con su talento. Tuvo su regreso soñado. ¿Debió haber vuelto mucho antes? Dejemos esa discusión para otro momento. Hoy todo el pueblo millonario disfrutó su magia. El fútbol argentino, agradecido.