Marcelo Gallardo hizo debutar a Tabaré Viudez en el complemento y el uruguayo devolvió la confianza con un partidazo. Con sólo veinte minutos en cancha, fue vital en cada ataque millonario y cedió la asistencia del gol de Lucas Alario. Jugó para un 10.
Cuando las papas quemaban, ardían y los paraguayos se venían encima, Marcelo Gallardo tomó una decisión valiente: afuera «Pity» Martínez, jugador determinanete en el encuentro de ida, adentro Tabaré Viudez, el futbolista que tanto pidió el «Muñeco» y que tuvo su debut absoluto en el Defensores del Chaco.
El fútbol, una vez más, le dio la razón al «Muñeco». Porque River salió del ahogo que le impuso el conjunto local luego del gol de Fernando Fernández y encontró en los pies de Viudez la sencillez y el criterio para comandar cada uno de los ataques y asistir a los delanteros millonarios. En la primera que tocó, abrió para Mora, su compatriota envió la pelota al segundo palo y Arario, de cabeza, estuvo cerca de gritar el primero de la noche. Minutos después, habilitó de manera magistral a Fernando Cavenaghi, pero el «Torito» no pudo controlar ante la salida del arquero paraguayo.
Pero había tiempo para más. A los 33′, cuando La Banda comenzaba a encontrar amplitud en los espacios, cacheteó la pelota con la cara externa de su botín derecho y dejó mano a mano a Lucas Alario, para conseguir la igualdad y la clasificación anhelada. El uruguayo, en 20 minutos, fue la carta más importante que mostró River en el ataque. Hizo olvidar la ausencia de Teo y tuvo su debut soñado. Jugó para diez.
