A pesar del deseo de Marcelo Gallardo, la Conmebol podría utilizar la fuerza pública para que el «Muñeco» no ingrese al vestuario local. Sólo falta que lo metan preso.
«Voy a estar. Nadie tiene el derecho a obligarme a no estar en el vestuario», afirmó ayer Marcelo Gallardo en conferencia de prensa. Sin embargo, las palabras desafiantes del entrenador millonario chocaron contra la decisión irrevocable de la Conmebol y sus ridículas imposiciones.
Es que el «Muñeco» sólo podrá presenciar la final ante Tigres desde alguna tribuna o palco del Monumental y «no podrá acceder al vestuario, túnel, banca o área técnica antes ni durante el partido, ni podrá por ningún medio comunicarse con su equipo», según establece el artículo 114 del reglamento de la CSF. De hecho, el veedor de la Conmebol podría solicitar la utilización de la fuerza pública en caso de considerarlo necesario, aunque incurra en una clara violación del derecho al trabajo
Así, el entrenador del Más Grande deberá conformarse con dar la charla técnica en la concentración, antes que los futbolistas bajen al vestuario Ángel Amadeo Labruna para cambiarse y realizar la entrada en calor. Si River consigue levantar la Copa Libertadores, ¿lo dejarán festejar?
