(INCLUYE VIDEO) Como Juan Gilberto Funes en 1986, Lucas Alario llegó para las semifinles de la Copa Libertadores y se convirtió en una pieza clave de River en el ataque. Anoche convirtió el gol que abrió el partido y se fue ovacionado por todo el Monumental.
Estaban Mora y Cavenaghi. Llegaron Saviola y Viudez. Hasta se llegó a discutir, en algún punto, para qué llegaba Lucas Alario. Sin embargo, el ex-delantero de Colón se metió a todo el Mundo River en el bolsillo luego de dos grandes actuaciones en las semifinales frente a Guaraní y anoche terminó de silenciar criticas con otra participación inolvidable.
Es que a los 45 minutos de juego, cuando se iba un primer tiempo parejo en el que parecía que River no encontraba los caminos, Vangioni mandó al área un centro milimétrico que el delantero santafesino se encargó de peinar, en una «palomita» poco ortodoxa pero eficaz. La pelota, con un poco de ayuda del césped húmedo y la lluvia, tomó velocidad y se hizo incontrolable para Nahuel Guzmán. Un gol bien de «9».
Como el «Búfalo» Funes en 1986, el atacante que llegó para las semifinales se convirtió en una pieza clave del equipo de Gallardo. En apenas cuatro partidos, convirtió dos goles vitales para la conquista de la tercera Copa Libertadores de la historia millonaria. Por eso, la ovación que se llevó del Monumental no fue exagerada. Mejor carta de presentación, imposible.