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IMAGEN: Alejandra Colmenares Prieto II La Máquina
IMAGEN: Alejandra Colmenares Prieto II La Máquina

Volver a las bases. Necesidad de reinventarse. Que los volantes lleguen al gol. El nuevo River que piensa Marcelo Gallardo para el Mundial de Clubes y el armado del nuevo plantel en el 2016. 

«Debemos reinventarnos»,  fue una de las definiciones más repetidas por Marcelo Daniel Gallardo en el último tiempo. Y no es verso ni excusa. River perdió algunos valores importantes y necesitará potenciar otros para llegar de la mejor manera posible a diciembre. También, para comenzar a planificar un 2016 que llegará con una renovación inevitable.

Desde esa reformulación que planteó el Muñeco como necesidad, River cambió y mucho. El campeonato local sirvió como tubo de ensayo, donde el entrenador apostó a volver a las bases. Rompió el doble cinco, volvió a confiar en Pisculichi como enganche, le dio minutos a futbolistas con poco rodaje en el primer semestre del año y probó variantes tácticas y posicionales.

En ese banco de pruebas, como varias veces repitió el DT, encontró algunas certezas e ideas que comenzaron a cobrar cuerpo. Por ejemplo, acudió a un dibujo que tuvo a Mora como único atacante y una línea de cuatro volantes por delante de Kranevitter, con capacidades creativas. «Al no tener a Alario, tratamos que los volantes lleguen más, pero nos está costando convertir», explicó el entrenador en conferencia de prensa hace una semana atrás. Contra Independiente y Defensa y Justicia no dio resultados. Contra Chapecoense, con otros nombres, por momentos si.

Los goles de Sánchez y Pisculichi le dieron la razón al Muñeco el último miércoles en el Monumental. Al menos, recuperó gol, tuvo pasajes de buen fútbol y, a falta de goleadores, encontró en sus mediocampistas las opciones que venía buscando hace tiempo. En el debe todavía están algunos rendimientos, como es el caso de Nicolás Bertolo y Gonzalo Martínez, los más irregulares hasta aquí. También, definir de qué juegan Tabaré Viudez y Sebastián Driussi, perdidos en el barullo de polifuncionalidad.

Con un ojo en Japón y otro en la Sudamericana, pero con la cabeza sobre todo en el armado del plantel post Mundial de Clubes, Marcelo Gallardo comenzó a construir los cimientos del nuevo River. Sólo es cuestión de tiempo, trabajo y convicciones. También de ojo clínico para acertar en el mercado de pases que se avecina. Y que los resultados acompañen, claro está.