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IMAGEN: Ubaldo Kunz II La Máquina
IMAGEN: Ubaldo Kunz II La Máquina

Lucas Alario habló luego del triunfo ante Independiente y explicó por qué decidió amagarle al arquero antes de definir en el gol. Además, comenzó a vivir el superclásico que se viene y anticipó: «Los clásicos se juegan con la cabeza».

Fue protagonista excluyente de la noche de clásico en el Monumental. Un partido en el que pasó muy poco, y que sólo se definió por la astucia y el olfato goleador de Lucas Alario, otra vez determinante a la hora de convertir y darle a River una victoria clave para seguir en la lucha en el torneo local.

Tras la victoria y en zona mixta, el delantero del Más Grande se mostró contento más por el resultado que por el juego: “Estamos contentos porque conseguimos los tres puntos. Creo que el partido, sobre todo en el primer tiempo, fue feo, friccionado. A medida que encontrábamos dos o tres pases seguidos se nos abrían los espacios y podíamos llegar con claridad al arco. Me gustó más como jugamos en el segundo tiempo», admitió el atacante de La Banda.

A la hora de repasar el único tanto de la noche, Alario explicó por qué decidió tomarse un segundo más y amagar al arquero de la visita al momento de la definición: “Fue una jugada rápida. Cabeceé y me quedó el rebote. El instinto del arquero es siempre jugársela. Por suerte, me salió y pudo entrar», reveló.

Con la cabeza puesta en el partido más esperado del año, el artillero millonario señaló que «es especial convertir en un clásico. Son goles que quedan marcados en uno y en los partidos». Sin embargo, reconoció: «Nuestro partido más importante era hoy, el objetivo más cercano, por suerte lo pudimos sacar adelante”.

Para finalizar, aseguró que la seguidilla de partidos queda de lado a la hora de enfrentar al eterno rival: “Los clásicos son partidos que se deja el cansancio de lado y se juegan con la cabeza”, concluyó.