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Goles superclasicos

Llegaba exultante, casi afónico, a la rueda de prensa. Era su día de gloria y el de su club, que luego de 19 años se quedaba con la tan ansiada Copa Libertadores. El defensor central había marcado el tercer gol con el que River venció 3 a 0 a Tigres (México) y, así, alzarse con el título internacional. Sin embargo, cuando un periodista le pregunto si había sido el gol más importante de su carrera, no dudó en responder: “No, el gol a Boca no lo cambio por nada”.

Ramiro Funes Mori marcó, con esa frase, la importancia de marcar en un Superclásico. River saldrá a la cancha el domingo a jugar contra Boca, y varios de los jugadores saben lo que es convertirle al eterno rival. Aquí, algunas de esas historias.

El patrón de Lomas de Zamora

El 14 de noviembre de 2004, la zona sur del conurbano bonaerense estaba de fiesta. Luego de 4 años sin cruzarse por torneos oficiales, Los Andes y Temperley volvían a protagonizar un viejo clásico zonal en la Primera “B” Metropolitana. El partido se jugaba en el estadio Eduardo Gallardón de Lomas de Zamora, donde el “mil rayitas” hace las veces de local. El encuentro, reñido como todo clásico, iba 1 a 1, hasta que en el minuto 29 del segundo tiempo, un córner desde la derecha encontró el parietal izquierdo del defensor, que se elevó más que todos y, de pique al piso, colocó la pelota alta y esquinada, fuera del alance del arquero rival. El clásico se definió y Lomas fue una fiesta gracias a un solo hombre: Jonatan Maidana.

Pero como la historia es cíclica, tiende a repetir sus momentos más rutilantes. Por eso, Maidana, 6 años y dos días más tarde, volvió a definir un clásico. Jugada casi calcada: centro desde la derecha, diagonal al centro y cabezazo, salto mediante, de pique al sueldo para colocar el balón junto al palo. Sólo que el partido era otro. Él jugaba para River. Y enfrente estaba el Boca de Riquelme y Palermo. La Banda ganó 1 a 0. El patrón de Lomas de Zamora pasó a ser estandarte del “país menos algunos”.

El gol de las tres mitades

Faltaban no más de diez minutos para que el encuentro comenzara, cuando los grifos del riego se prendieron. No obstante, los mismos no distribuían el agua por todo el terreno. Sólo mojaron el césped que da al arco de Lugones. Matías Jesús Almeyda, técnico de River, estaba en todos los detalles.

River y Boca salieron a la cancha, se hizo el sorteo y  el partido comenzó. El “millo” atacaba hacia Lugones. Friccionado, con el ritmo del canto de la tribuna. A los dos minutos River tuvo un tiro libre sobre un costado en tres cuartos de cancha. Leonardo Ponzio se preparaba para patear. Tomó carrera. Metió el balón en el área contraria con un centro bombeado, en dirección al arco. No la tocó nadie. Picó en el área chica y tomó velocidad por la cancha mojada. El arquero rival, Agustín Orión, estuvo lento de reflejos y la pelota se le escurrió en el primer palo. El gol de las tres mitades. Mitad de Ponzio. Mitad de Orión. Mitad de Almeyda.

Rodrigo toca candombe

“Es lo tuyo Mora”, gritaba, eufórico, un reconocido relator. El jugador uruguayo acababa de hacer una genialidad. Recibió en el área previa diagonal hacia afuera y, en dos toques, gambeteó al arquero y definió con ángulo cerrado, en el arco de Figueroa Alcorta. Todo era grito y furor. Mora puso el dos a cero de un partido que parecía, solamente parecía, sentenciado, en la décimo segunda fecha del Torneo Inicial 2012. Boca empataría ese encuentro en el último minuto. Eran épocas donde todo en River salía todo mal. Pero Rodrigo empezaba a tocar candombe con la Banda. Ya vendrían tiempos mejores.

Gritos con derrota

A Lucho González también le tocó marcar. Dos veces. Pero, lamentablemente, ninguna de ellas sirvió para que el clásico quedara en casa. La primera, conocida, en la vuelta del partido por las semifinales de Copa Libertadores 2004. Lucho convirtió el primer gol de un partido que River ganaría agónicamente 2 a 1, pero que luego perdería por tiros desde el punto del penal frente al Boca de Bianchi. El segundo fue en 2005, en el 1 -2 en la Bombonera por el torneo Clausura. Lucho merece revancha.

Rosario siempre estuvo cerca

Dos laterales por izquierda saben lo que es convertir en la Bombonera. Sólo que no lo hicieron con la camiseta de River. Tanto Leonel Vangioni como Milton Casco (Torneos Apertura 2009 e Inicial 2013 respectivamente) le hicieron goles a Boca de visitante. El primero, pique y media vuelta incluidos. El segundo, llegando por sorpresa por izquierda. Rosario siempre estuvo cerca de la Bombonera.

Bonus Track: 15 años no son nada

River salió campeón en la Bombonera. No dio la ansiada “vuelta olímpica” por un problema de calendarios, pero el equipo de Américo “Tolo” Gallego le ganó 3 a 0 a Boca y , antes de jugar el partido siguiente, ya era campeón. Aquél 11 de diciembre de 1994, el “Millo” le pegó un baile bárbaro a Boca en su cancha. El partido, a su vez, tuvo un broche de oro fantástico. Ya dos a cero y encuentro liquidado, un pibe de 18 años se paro frente a Carlos Fernando Navarro Montoya para patear el penal. Sin vacilar, el muchacho la clavó en el ángulo, y todo fue fiesta en las dos bandejas más altas de la tribuna  que da a la ribera. El pibe se haría un nombre enorme en la historia de River: Marcelo Daniel Gallardo.

Quince años después, la magia seguía intacta. River perdía uno a cero en la Bombonera. Pero recibió un tiro libre a favor, y con Gallardo eso era medio gol. La otra mitad la puso el propio Muñeco, que pateó con comba hacia afuera por encima de la barrera, lejos del alcance de Roberto Abbondanzieri.

El mismo arquero sufrió el mismo gol unos meses después en el Monumental. Casi calcado. Tiro libre desde la izquierda, comba por encima de la barrera y a cobrar. Ambos clásicos terminaron 1 a 1.

Hoy la cosa es distinta. Los primos tienen suerte de que el “Muñeco” está de traje, camisa y corbata, y se ubica del otro lado de la línea de cal. Sin embargo, tampoco así les fue muy bien. Veremos qué pasa el domingo.