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IMAGEN: Prensa River
IMAGEN: Prensa River

En el Hernando Siles, el conjunto millonario se puso en ventaja rápidamente a través de Rodrigo Mora, pero sostuvo la ventaja a través de una tarea notable de Marcelo Barovero. En el complemento tuvo chances para liquidarlo, pero The Strongest igualó sobre la hora por intermedio de Alejandro Chumacero.

Si antes del partido había una hoja en blanco donde River podía firmar el empate, lo hacía sin dudar un solo segundo. Es que el conjunto de Marcelo Gallardo se jugaba una parada brava no sólo contra los 3.600 metros de altura de la capital boliviana, sino que también tenía del otro lado a The Strongest, puntero del grupo y revelación en lo que va de la Copa.

Sin embargo, por la manera que se dio el encuentro, la igualdad en el mítico «Hernando Siles» terminó teniendo un sabor agridulce, por no decir amargo. Es que el último campeón de la Copa se puso en ventaja a los 17 minutos de juego a través de una media chilena de Rodrigo Mora, de otro partido. La pelota se clavó en el ángulo superior izquierdo del arco de Vaca en una de las primeras situaciones claras que tuvo.

A partir de ahí, el local apretó y arrinconó al millonario contra su arco. Y lejos de aguantar sin zozobra, el equipo de Gallardo la pasó mal. Si bien The Strongest abusó demasiado del «centro a la olla», la segunda jugada era una circunstancia tentadora para los mediocampistas que llegaban sin marca a la puerta del área. En ese momento crítico, que fue de los 20 a los 45 de la primera etapa, apareció la figura gigantesca de Marcelo Barovero, para atajar todo lo que cayera cerca del arco de River.

En el complemento, el equipo del Muñeco salió con la idea de apretar bien arriba. Y desde esa presión alta que tanto pregona Gallardo, estuvo cerca de construir el segundo tanto. Sebastián Driussi tuvo las situaciones más claras de todo el partido para el conjunto argentino. En la primera, quiso empujar con el arco libre pero el remate se fue por encima del parante. Minutos después, quedó mano a mano con el arquero local, la pinchó por encima de su cuerpo y la pelota dio en el techo del arco.

Los goles que no se convierten en un arco se sufren en el otro, dice un viejo refrán. Y River lo volvió a sufrir en carne propia. En una de las últimas embestidas del conjunto local, Alejandro Chumacero enganchó para su pierna más hábil, hizo pasar de largo a Casco y Mammana y la clavó arriba, con un disparó que fulminó la resistencia de Trapito.

El millonario estuvo cerca de la hazaña y por lo hecho en el segundo tiempo mereció más, es cierto. Pero se llevó de la altura de La Paz un punto muy valioso. Mucho más después de la igualdad de Sao Paulo ante Trujillanos en Brasil. Más allá del amargor final, el esfuerzo del Más Grande tuvo su premio y rescató un empate que puede simplificar la clasificación a octavos.