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Superclasico

En un partido caliente y picado desde el comienzo, Boca y River no se sacaron ventajas e igualaron sin goles en la Bombonera. Pablo Pérez vio la roja por un patadón sobre Álvarez Balanta a los 10 minutos, pero al millonario le faltó peso ofensivo y no supo aprovechar el hombre de más.

En el segundo cruce interzonal del torneo, River Plate y Boca Jrs. no lograron sacarse ventajas en la Bombonera. Como sucedió en la sexta fecha en el Monumental, el superclásico finalizó igualado sin goles. Aunque en esta oportunidad, hubo más paridad y pocas emociones en los arcos.

El partido tuvo un antes y un después a partir de los 11 minutos de juego. Eder Álvarez Balanta cargó con un topetazo contra Orión, Pablo Pérez reacción con un patadón y dejó a Boca Jrs. con diez hombres. A partir de ahí, el balón fue casi siempre de River, la postura del local fue esperar bien abroquelado en el fondo apostando al contragolpe, pero las emociones brillaron de un lado y del otro.

Más allá de un cabezazo de Alario que se fue por arriba del travesaño, la más clara de La Banda fue un tiro libre de Andrés D’Alessandro, que Agustín Orión alcanzó a desviar al  córner. Después, no encontró nunca los caminos para llegar con profundidad al área rival, más allá del monopolio del balón y del terreno. El equipo de los mellizos Barros Schelotto sólo tuvo un remate de Tévez, que controló Marcelo Barovero en dos tiempos. Para colmo, a pocos minutos del final de la primera etapa se quedó sin Gago, lesionado en su tendón de Aquiles por el mal estado del campo de juego

En el complemento, el Muñeco movió el banco pero cambió pieza por pieza. Por eso, ni Alonso ni Driussi y mucho menos Mammana -que ingresó por un golpe que sufrió Milton Casco- cambiaron demasiado la ecuación. Andrés D’Alessandro fue el estratega solitario que tuvo River, ya que no encontró intérpretes en el ataque para culminar todo lo bueno que gestaba de tres cuartos de cancha hacia arriba. A través de un par de remates suyos desde la puerta del área el equipo de Gallardo estuvo cerca de la conquista del gol, pero no tuvo demasiadas variantes a la hora de lastimar cerca del arco rival.

Con poco brillo y un campo de juego en pésimo estado, se fue otro superclásico que ofreció poco desde las emociones y mucho desde la fricción y las pulsaciones. Un super picado y picante, que dejó ilesos a los dos de cara a lo que se viene en Libertadores.