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uno-x-uno-vs-velez

Augusto Batalla (7): Una tarde muy apacible para el #1 millonario, que sólo tuvo que moverse un poco sobre el final del partido, cuando las ansias por decorar el marcador en Vélez y la desconcentración de los últimos minutos de River con la victoria asegurada lo examinaron, y respondió de buena manera. Y ojo que no es fácil estar concentrado siempre cuando hay varios periodos de inactividad. Salió bien despejando con los pies cuando fue necesario.

Jorge Moreira (6.25): Buena actuación del lateral paraguayo, que volvió a mostrar un buen nivel luego de un bajón causado por los buenos planteos rivales en su contra. Tuvo la ventaja de poder subir con un jugador menos y aprovechó la ocasión, moviéndose bien por su frente del ataque. Y de yapa no tuvo problemas volviendo, llegando a tiempo a posiciones defensivas.

Jonatan Maidana (6.5): Nunca sufrió el ataque rival, y respondió bien siempre que fue llamado a acción. Cuando los buenos atacantes rivales causaron una jugada individual, supo moverse bien para crear el 2 con 1 con Mina, Moreira o Ponzio. Cuando tuvo que sumar su presencia entre el forcejeo y la discusión, supo imponer su voz de mando.

Arturo Mina (7.5): Un jugador en un gran pico futbolístico. Juega con una confianza que contagia. Cuando sube al área a cabecear se siente en el aire el peligro de gol. Tuvo un cabezazo que dio en el travesaño, y subió constantemente. En el segundo tiempo, tuvo un duelo personal con Pavone que ganó ampliamente, primero con fuerza, segundo con viveza. Fue fundamental en el primer gol, en la que su presencia intimidó al rival, y lo sorprendió.

Milton Casco (7): Es interesante presenciar la transformación de Milton, que a partir de su consistencia en estos últimos meses, ya aclimatado al mundo River, se ha ganado la confianza de la gente siempre exigente de River, y eso a su vez potencia sus actuaciones. Ayer fue un ejemplo. Subió con claridad y ganó en la lucha contra los atacantes rivales, a veces cuerpo a cuerpo, en el retroceso. Mientras la pelota estuvo en su poder, buscó siempre el mejor pase que aliente las esperanzas ofensivas.

Leonardo Ponzio (6.5): Jugó con la soltura del hombre menos rival durante todo el partido, lo que le dejó bastante libertad para orquestar pases en profundidad o hacia los costados corto. Cuando hubo que recuperar usualmente se encontró bien parado adelante de los 4 del fondo.

Ignacio Fernández (6.25): Sigue jugando en un buen nivel Nacho, que ayer tuvo espacios suficientes para circular el balón positivamente en ofensiva . No tuvo ocasiones claras, y tampoco lo dejaron patear desde afuera, entonces usó su pase hacia los costados para desequilibrar en ataque. Falló en el pase en una ocasión que ocasionó un peligroso contraataque rival.

Andrés D’Alessandro (7): Parte vital del engranaje en la máquina ofensiva. Generó juego a partir de su visión, su cabeza levantada, y el pase al mejor posicionado, pase que no todo mortal puede completar. Ayer tuvo esa importancia y es bueno tener a alguien de sus características en un equipo que tiene tendencias a ser más vertical. Esencial en el tercer gol, con esa asistencia en profundidad al pie de Driussi. Ya antes, desde el minuto 9, había causado la superioridad numérica al ser víctima de un codazo de Cáceres. Como siempre, ese mismo temperamento que lo hace ganador, también lo hace discutir vehementemente a veces, y así ganarse una amarilla fácil.

Tomás Andrade (6.5): Es lindo ver cuando un jugador es tan habilidoso que le cuesta al adversario pararlo, tal así que a veces el jugador pasa a tres o cuatro antes del foul. Bueno, eso fue Andrade anoche en ocasiones, demostrando que el pibe tiene coraje para enfrentar a un jugador rival en el mano a mano una y otra vez. Pero también supo pasar el balón antes de quedar en una posición solitaria y en inferioridad numérica. Es decir, levanta la cabeza.

Sebastián Driussi (8): Otro gran partido, con definiciones exquisitas, que demuestra que su racha goleadora es un producto de la confianza , el ritmo futbolístico, y la práctica real. En el primer gol entró como un nueve clásico, para agarrar el rebote y romper la red. Luego le cometieron un penal, sabiendo él percibir el contacto y lo que esté podía causar. Finalmente cruzó el balón a través del área para vencer al arquero desde un costado, poniendo la pelota sobre el palo más lejano. Partidos como este hacen mucho para fortalecer el ego.

Lucas Alario (7): Su fuerte remate provocó el rebote en el arquero rival, que aprovechó Driussi para llegar al gol. Luego, tomó la pelota para convertir el penal en gol. Su primer intento fue atajado ilegalmente, ya que el portero rival se había adelantado. Pero en la segunda oportunidad, como buen goleador, no falló e infló las redes, común en él, cuando pisa el verde césped.

Ingresaron:

Rodrigo Mora (6): Pese a su larga inactividad se movió bien, y buscó siempre al mejor ubicado en el ataque, aunque no pudo sorprender y quedarse solo en contragolpe. Falló un tiro libre tirándola a la barrera.

Nicolás Domingo (5.75): Recogió un rebote en la barrera luego de un tiro libre de Mora que exigió al arquero, que tuvo que tirarse junto al palo para sacar al córner. Participó de varias acciones defensivas y en algunas ocasiones perdió el balón o pasó mal, algo que pudo haber sido un problema mayor de lo que terminó siendo, ya que la defensa actuó brillantemente.

Denis Rodríguez (5): Tuvo poquísimas ocasiones de actividad con el balón, y le costó meterse en el partido. Corrió una por el costado que se le fue cuando parecía que llegaba.

Marcelo Gallardo (DT): Seguramente, como dirán muchos, el hombre de menos en el rival facilitó el llevar a cabo el plan del Muñeco. La realidad es que la idea se mantiene inalterable, se empate o se gane. Y es una idea muy millonaria, del paladar. Al hincha le gusta ver al equipo florearse con ese estilo, mostrar esa superioridad. Este partido seguramente también, le dará aún mayor confianza para lo que viene.

Árbitro: Rapallini (Bien): La jugada de la expulsión, en la rapidez del momento, puede ser considerada roja. Las cámaras revelaron luego que una amarilla también podría haber sido otra opción. De cualquier manera el foul existió. En la acción del penal no se equivoca, el arquero está adelantado, y no por poco. Luego, fue valiente para no querer compensar injustamente: no había razón; confió en sus decisiones. Supo manejar el partido.