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IMAGEN: Palito Haliasz
IMAGEN: Palito Haliasz

(INCLUYE VIDEO) En el especial por los 30 años de la obtención de la Copa Libertadores ’86, recordamos el paso de Jorge Gordillo por los micrófonos de LA MÁQUINA RADIO y la emoción del Tapón por la conquista de un título inolvidable.

El recuerdo de la inolvidable Copa Libertadores de 1986 contó con otro testimonio exclusivo de LA MÁQUINA RADIO. Jorge Gordillo, también lateral de aquel equipo de Héctor Veira, pasó por los micrófonos de nuestro programa y reviví algunos momentos de ese año inolvidable para el millonario.

«River venía de dos frustraciones importantes, que eran la del ’66 y del ’76. Pero nosotros lo teníamos muy claro, sabíamos que podíamos quedar en la historia, afirmó el Tapón a la hora de contextualizar cómo se vivió esa Copa de 1986. A la hora de concentrar no teníamos ni telefonito ni wi-fi, entonces hablábamos mucho de fútbol, estábamos muy metidos. Teníamos esa ocasión que podía ser la única de cada uno de nosotros de poder jugar una Copa y poder ganarla”, resaltó el ex-lateral del Más Grande.

A la hora de recordar la final ante el América de Cali, señaló que el millonario no la tuvo para nada fácil, más allá del buen resultado conseguido en la ida, en el estadio Pascual Guerrero: «Habíamos sufrido. En una jugada ellos nos agarran medio de contra, gambetean a Nery (Pumpido), tiran la pelota y el Cabezón (Ruggeri) la saca en la línea. Fue una de las jugadas previas al gol», relató Gordillo como si fuera hoy. 

«Después viene la jugada del gol. Nosotros sabíamos que era muy difícil que nos hicieran goles. Una vez que hicimos el gol, era como que se terminaba. Ya después fue una locura», agregó el marcador de punta derecho del ese equipo que se metió en la historia.

La voz comenzó a quebrantarse cuando llegó el pitazo final. Y cuando el Tapón revivió lo que fueron los festejos y el desahogo tras la conquista de la Copa más anhela de la historia de River: «Lo que más recuerdo es la imagen de dar la vuelta y ver gente grande llorando. Fue borrar un poco el estigma del gallina. Hoy nosotros lo decimos con orgullos, pero antes no era así. Cada vez que nos decían así era doloroso. Yo veía a la gente llorando y era algo emocionante, a uno mismo se le iban cayendo las lágrimas. Es algo que todavía lo tengo muy presente», cerró.