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El verano todavía no empezó, oficialmente. Sin embargo, a nada de haberse coronado como el entrenador más exitoso de la historia, Marcelo Gallardo puso en duda su continuidad.

Así es. No pasaron ni 24 horas de terminada la Final de la Copa Argentina, y el 2017 riverplatense entró en «Stand by». Lejos de amanecer con su nombre y su imagen en todo tipo de medio informativo, Gallardo sembró el interrogante, después del mediodía.

«Me voy a tomar unos días para reflexionar y pensar…» (sic). ¡¡¡Bomba!!! Sin anestesia. Dejándonos con la mirada atenta a la espera del ansiado cartelito de «es una jodita», que nunca llegó. Con la boca desencajada, por semejante baldasó. Con los oídos sordos, por tal estruendo.

Cuesta digerir esta situación. Sobre todo porque se cumplió un objetivo, se consiguió un nuevo trofeo, y se habilitó la posibilidad de disputar el próximo torneo internacional más importante de Sudamérica. La ansiada y difícil Copa Libertadores.

Desgranando un poco la totalidad de las palabras de MG en la misma nota, pueden evidenciarse que las motivaciones no están en lo externo, ni en la periferia del mundo River. Aunque alguna tentación podría haber. Pero lejos está de ser lo que lo hace dudar a Marcelo.

Entre líneas se puede leer que hay un encuentro de sensaciones dentro de la cabeza del técnico más ganador de River. Están las que lo apegan a éste equipo, al club, a un nuevo desafío, a los hinchas. Y hay otro punto más profesional, lógico, pensativo, especulador, con hambre de otros desafíos. Entre ellos deberá debatirse en esos días que, él mismo dijo, iba a tomarse. Y si alguna cualidad le sobra a Gallardo, es la paciencia para tomar decisiones que definan cosas importantes.

En el mientras tanto, y a la espera de la temporada estival en su plenitud, los hinchas deberemos estar atentos a cualquier pista que pueda ir apareciendo. Y no olvidarnos de escribir la carta a Pápa Noel…… Y por las dudas, a los Reyes Magos.