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River goleó al Gasolero en otra noche puntos altos para el equipo del Muñeco. El millonario llega afilado al Superclásico. Los podemos alcanzar.

River va. Avanza. Suma. Sueña. Cree en su fútbol. Como creemos todos, después de ese despertar en Medellín y de estos once partidos sin derrotas en el 2017 tras el duro cachetazo que le propinó Lanús el 4 de febrero en La Plata. La última caída oficial del equipo de Gallardo.

En la mira está la Copa, siempre obsesión. Pero también mira hacia adentro, de reojo, y nota que los de arriba tambalean. Y los podemos alcanzar. ¿Cómo no?

Por eso ante el Gasolero puso nafta Súper. No se guardó nada. No se podía permitir otro resbalón como el que sufrió ante Sarmiento en el Monumental. Mucho menos ante un equipo que venía de cascotear a San Lorenzo y Racing.

El equipo del Muñeco volvió a mostrar sus garras. Está afilado. Te liquida en un par de minutos, más allá de dar la sensación de cierta fragilidad defensiva. A veces pone la mejilla, pero cuando ataca, te demuele.

A falta de siete días para el Superclásico, hay varias buenas noticias: Mora sigue en alza y maquilla la ausencia de Nacho; Alario y Driussi llegan derechos con el gol; el funcionamiento colectivo no se resiente con los cambios. ¡Ahí viene River! Cuidate, bostero.