Isotipo_Figuras3

Un lujazo que nos dimos en el programa número 11 de LA MÁQUINA. Recordamos el campeonato Metropolitano conseguido el 14 de agosto de 1975 y hablamos con el emblema futbolístico de aquél equipo, el 10, el ídolo de River, Norberto Osvaldo Alonso.

Esta se semana se cumplió un nuevo aniversario del recordado campeonato que cortó la sequía de casi 18 años sin vueltas olímpicas. Cada año que pasa, se agiganta más el mito de aquellos héroes que pusieron punto final a una racha negativa y dieron inicio a una etapa gloriosa para la institución.

El símbolo de aquél River de Labruna fue sin dudas Norberto Alonso, el ídolo que surgió del semillero, que desde los 9 años vivió y sintió de cerca lo que es ponerse esa camiseta, y asumió la presión de tantos años sin campeonatos, aún siendo uno de los jugadores más jóvenes del plantel. «Yo siempre que entré a una cancha, entré para luchar el campeonato«, dice el Beto, sacando pecho y mostrando que nunca se achicaba.

En el ’75, de la mano de Angelito Labruna se armó un plantel que combinó juventud y experiencia. Y aunque la mochila de los 17 años sin títulos pesaba, sabían en la intimidad que estaban para dar el gran salto: «En el ’72 tuvimos mala suerte, pero tuve la revancha en el ’75. Ese fue el desahogo, porque sabíamos que si salíamos campeones ese año iban a venir muchos campeonatos, todos seguidos«.

Si bien River hizo una gran campaña, aquél equipo de Angelito mostró un merma sobre el final del torneo, que coincidió con la ausencia del Beto en el equipo, debido a una suspensión que recuerda Alonso siempre con autocrítica: «River se venia cayendo, perdió tres partidos seguidos (Atlanta, Boca y Newells). Yo me sentia mal porque el culpable había sido yo, porque yo insulté al lineman en cancha de Independiente. Me perdí el clásico, pero además estaba pasando un año impresionante«.

El Beto recuerda con lujo de detalles como se vivió el día de la consagración. Los juveniles ya habían logrado el objetivo en cancha de Vélez por una huelga inexplicable, que al Beto le dolió mucho:»Dio bronca esa huelga, eran todos ex compañeros míos que había estado en el ’70 conmigo, que estaban todos en Agremiados. ¿Para qué hicieron esa huelga? ¿Para que nosotros no diéramos la vuelta olímpica? Yo no tengo nada contra los pibes que jugaron, sí contra los grandes, hay mucha envidia en este ambiente«.

A los pocos días, con la huelga ya levantada, los profesionales tuvieron su merecido homenaje, aunque sólo se pudieron jugar 45 minutos por la invasión del público: «El partido contra Racing pusieron tribunas dentro de la cancha, para meter más gente. Al final convierte el primer gol el Puma Morete y yo convierto el segundo. Me acuerdo que el partido se tiene que suspender porque entró toda la gente a festejar«.

Por último, deja un mensaje para los más chicos y las generaciones futuras: «Cuando digo la verdad, los pibes que no me vieron jugar dicen pelotudeces, eso me da bronca. Yo le di a River todo de corazón, a tal punto que me vine a vivir acá, cerca de la cancha, para terminar dentro de la cancha de River. Cuando me mande a buscar el de arriba, quiero que me velen en el gimnasio y que me paseen en la mitad de la cancha de River».

Escuchá el audio con la nota completa que le hicimos en el programa número 11 de LA MÁQUINA en el siguiente audio:

[soundcloud url=»http://api.soundcloud.com/tracks/56757904″ iframe=»true» /]