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EL BETO Y UNA DESPEDIDA INOLVIDABLE (IMAGEN: El Gráfico)

(INCLUYE GALERÍA) Un día como hoy, hace 30 años, Norberto Alonso se despedía del fútbol con un Monumental colmado. «Fue el único partido en el que me temblaron las piernas», recordó tiempo después en los micrófonos de LA MÁQUINA.

Se fue por la puerta grande. Se fue GANADOR. Aunque para el hincha de River, nunca se fue. Es que un día como hoy, hace 30 años, Norberto Osvaldo Alonso brindaba su última función en el estadio Monumental, ante más de 80 mil almas. Fue su partido despedida. El primer homenaje que un futbolista del Más Grande brindó para decirle adiós a su extensa y exitosa carrera.

Fue el 13 de junio de 1987. Fue el único partido en el que me temblaron las piernas. Ver el estadio colmado cuando salí del túnel fue algo impresionante”, reconoció tiempo después ante los micrófonos de LA MÁQUINA RADIO. Y eso que el último partido oficial del Beto fue el 13 de diciembre del año anterior, en Tokyo, con la Copa Intercontinental en lo más alto de todo. 

A diferencia de otros homenajes que vinieron tiempo después, hubo un partido de fútbol que se jugó en serio. River versus el «equipo de las estrellas». El Más Grande, dirigido en aquella oportunidad por Reinaldo Merlo, alineó a Sergio Goycochea , Jorge Gordillo , Nelson Gutiérrez, Oscar Ruggeri y Alejandro Montenegro; Roque Alfaro, Américo Rubén Gallego y Norberto Alonso; Enzo Francescoli; Antonio Alzamendi y Juan Gilberto Funes. En las estrellas estuvieron Ubaldo Fillol, Eduardo Saporiti, Juan Simón, José Luis Cucciufo y Adrián Domenech; Gerardo Martino, Sergio Batista y Norberto Ortega Sánchez; Jorge Almirón, Ramon Díaz y Walter Perazzo.

El partido finalizó igualado 1 a 1. Ramón Díaz anotó para el equipo que lució camiseta roja, Enzo Francescoli igualó para el millonario. No hubo definición por penales ni nada parecido. El Beto pidió la pelota en el minuto 85, la tomó con sus manos, la besó y comenzó a dar la vuelta olímpica por la pista atlética del Monumental. Fue su manera de abrazar a todos los hinchas de River y agradecerles por tanto cariño. 

El «Alooooooonso» bajó desde los cuatro costados. La emoción invadió a todos. Un pedazo grande de la historia de River colgó los botines para siempre. «Los quiero mucho», dijo en el micrófono antes de ingresar al túnel, por última vez. ¡GRACIAS POR LA MAGIA, BETO QUERIDO!