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UN SUEÑO HECHO REALIDAD: RIVER CAMPEÓN DE AMÉRICA 2015.

(INCLUYE VIDEO) Un día como hoy, hace tres años, River Plate vencía a Tigre 3 a 0 bajo una intensa lluvia en el Monumental y se coronaba campeón de la Copa Libertadores de América por tercera vez en su historia. Una noche soñada e inolvidable para el pueblo riverplatense.

Su orgullo le permitió sacar adelante un desafío que tenía atragantado por años. Lo encontró como digno y elegante campeón en el campo. En un Monumental desbordante de pasión, como en tantas escenas de gloria. El River de Marcelo Gallardo, abanderado por Barovero, Maidana, Ponzio, Sánchez y Cavenaghi, superó todos los imprevistos. Las lágrimas y el sudor colmaban el “Monumental”, pero eran lágrimas de felicidad, de satisfacción, de anhelo realizado, de deber cumplido.

Atrás habían quedado las frustraciones, eliminaciones, humillaciones. Ahora sólo había gritos y saltos desahogo con final feliz. Los jugadores, forjadores principales de una conquista histórica, de una noche eufórica, cantaban y vitoreaban un himno que tapó todo el silencio acumulado en años anteriores al ritmo de «Dale, campeón / Dale, campeón». Ese fue el coro que colmó el Monumental para celebrar el triunfo por 3-0 sobre Tigres y la obtención de la Copa Libertadores por tercera vez en su historia.

La lluvia una vez más se hizo presente en una noche gloriosa. River lució el manto sagrado con su grandeza de siempre. Afrontó el partido con carácter en un primer tiempo durísimo. Luchó en cada rincón del verde césped y en el barro, como en el potrero, para hacerle frente a un adversario sumamente aguerrido para la ocasión. Desde el principio buscó adueñarse del partido, aunque carecía de profundidad por la falta de espacios. A falta de fútbol, dominó con un funcionamiento ordenado y presión en cada pelota. El trabajo táctico de River en Monterrey se vio también en el Monumental en la noche esperada por años. Superó a las ausencias y los nombres inesperados estuvieron a la altura de las circunstancias.

El desarrollo que muchos imaginaban, trabado y fuerte, se cumplió. River no sufrió un ahogo de Tigres ni los nervios típicos de una final. Porque no lo permitió, porque pensó en cortar cada pelota ajena presionando con sus líneas juntas arriba. Al examen de temperamento y actitud que lo esperaba, lo superó con holgura y personalidad.

River hizo lo que más le pedía su gente: jugó con el corazón. Ganó cada batalla del medio, con la experiencia de Ponzio, el quite de Kranevitter y la vocación del resto para avanzar. Así, podía sumar a Vangioni. Una subida suya permitió el centro para el anticipo de cabeza de Alario, en el 1-0 en el epílogo del la primera etapa.

Promediando el segundo tiempo, tras una falta a Sánchez dentro del área, el propio Charrúa de penal pondría el segundo, desatando la locura en el estadio. River era campeón de América, pero aún faltaba más.

A 15 minutos del final, tras un centro de la zurda mágica de Pisculichi, el Melli Ramiro Funes Mori saltó más alto que todos y le puso el broche de oro a una noche heroica. El partido estaba cerrado. Ya nada podía hacer pensar lo contrario. River era campeón de la Copa más anhelada del continente.