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EL CHINO, A FONDO (IMAGEN: Damián Giovino II Humanizados)

(INCLUYE VIDEO) En una charla íntima con «Humanizados», Lucas Martínez Quarta afirmó que todos los momentos difíciles que tuvo que atravesar con apenas 22 años sirvieron para fortalecerlo y ser el futbolista que es hoy en día. Además, contó cómo fue su llegada al club, qué le aconsejó el Luigi Villalba cuando sentía que no tenía lugar y cómo superó el doping que lo mantuvo al margen de la canchas durante buena parte del 2017.

La vida de Lucas Martínez Quarta es una historia de auto-superación permanente. Desde lo familiar a lo deportivo, atravesó distintas situaciones que de alguna manera fueron forjando el defensor de élite que es hoy. Personalidad, perseverancia, humildad, tener los pies sobre la tierra en todo momento, son algunos de los atributos que describen al Chino, que recibió a los colegas de «Humanizados» para hablar de su costado más personal, más allá del futbolista.

«River es mi segunda casa. Llegué hace cinco años. Paso más tiempo acá adentro que en casa», es la primera confesión de Lucas, que cree más en las causalidades que en las casualidades. Su llegada a la institución explica un poco por qué: «River probaba jugadores en Mar del Plata donde yo jugaba, en Kimberley. Me acuerdo que probó dos días, jueves y viernes, y yo llegué justo para el último día porque estaba en Buenos Aires probándome en Vélez. Ahí hice una práctica y quedé seleccionado. Después me dijeron de venir una semana. Obviamente vine con muchas ilusiones, por lo que significa River para mí y las ganas que tenía de poder llegar a ser un jugador profesional, por el sueño que peleé desde chiquito.  Cuando vine esa semana me dijeron que me tenía que quedar y en Vélez tenía que volver en enero. Cuando me dijeron que me tenía que presentar en River ni lo dudé, por lo que significa River para mí y por lo que representaba jugar en un club así», relató el defensor millonario.

El Chino se sumó a las divisiones menores de River con 16 años. No es un hecho común. La captación, por lo general, apuesta a la búsqueda de chicos con edad de infantiles o pre-infantiles. Al respecto, el zaguero de La Banda expresó: «Llegué en una edad que es atípica. Generalmente salen más jugadores que llegan de chiquitos. Gracias a Dios se me pudo dar. Laburé mucho para eso y hoy lo estoy disfrutando». 

Sin embargo, no todas fueron rosas en su camino: «En un momento subí a Primera, en el 2015. Estuve un mes, luego me volvieron a bajar. Ahí me pasaron una serie de cosas que me impidieron volver hasta el 2016. Fue un momento en el que veía y sentía que no iba a tener un lugar. Estaba decidido a buscar un lugar en otro lado. De hecho, lo había hablado con Luigi (Facundo Villalba), que era mi técnico en Reserva. Él me aconsejó que espere un poco más. La verdad que me hizo tomar una buena decisión, porque fue importante lo que me dijo para que me quede. Gracias a Dios se me dio la posibilidad», reveló.

A mediados de 2017, CONMEBOL lanzó un comunicado que conmocionó el mundo del fútbol sudamericano: Camilo Mayada y Lucas Martínez Quarta dieron doping positivo en una situación algo confusa. La sanción fue muy dura. Ambos se quedarían sin la posibilidad de jugar partidos oficiales hasta fin de año. La vida volvía a poner una piedra muy grande en su camino, pero como en tantas otras oportunidades, se pondría de pie: «Al principio uno piensa que se mancha tu nombre, porque venía haciendo bien las cosas, tenía un nombre hecho y que te pase eso es lo peor. Empiezan a decir cosas que no son y la familia ve todo. Ahí es cuando se ponen tristes. Uno trataba de llegar y cambiar la cara, porque sabía que si yo estaba bien, ellos estaban bien. Nunca llegue a mi casa con una mala cara. Me sirvió mucho aferrarme a mi familia», admitió el Chino. Y agregó: «El miedo estaba, el temor de no poder volver a ser el que era. De hecho todavía no pude mostrar mi mejor versión. Es trabajo, yo creo que tarde o temprano voy a estar mejor», aseguró.

Hoy, con apenas 22 años, Lucas Martínez Quarta es un ‘pibe’ maduro, centrado, que parece haber vivido mucho más. Hace poco menos de una semana disputó su primera final de Copa Libertadores. Nada más y nada menos que ante el eterno rival. La final más importante de la historia de nuestro fútbol. La vida siempre da revanchas. Sin embargo, fiel a su estilo, no deja de asumir todo lo que está viviendo con mucho aplomo: «Soy un convencido que todo pasa por algo, que todo lo que me pasó fue para prepararme para este momento. Estoy agradecido a las personas que me ayudaron a disfrutar esto. No me imaginaba estar acá»,  concluyó desde su segunda casa.