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EL SUPERCLÁSICO QUE NO FUE (IMAGEN: Diario Popular)

Luego de varias idas, vueltas, presiones y un «pacto de caballero» entre clubes, la CONMEBOL decidió postergar el superclásico por las agresiones que sufrieron los futbolistas de Boca Jrs. en la previa. La final fue reprogramada para este domingo 25/11 a las 17 horas.

Era el partido de todos los tiempos. «La final del mundo», como anunciaron algunos. Sin embargo, culminó en un gran papelón a escala mundial. Luego de varias idas y vueltas, la CONMEBOL finalmente decidió suspender el superclásico debido a la agresión que padecieron los futbolistas de Boca en la previa del encuentro y a las lesiones que sufrieron Pablo Pérez y Gonzalo Lamardo.

El anunció de las autoridades de la Copa Libertadores llegó luego de dos intentos de comenzar el partido, más allá de los inconvenientes mencionados. Es que tanto Alejandro Dominguez como Gianni Infantino presionaron a los protagonistas para disputar la final. Por eso, hubo una primera postergación para las 18 horas y otra para las 19.15, esperando por el regreso de los futbolistas lastimados, que fueron atendidos en la Clínica Los Arcos.

Mientras tanto, apareció un comunicado de CONMEBOL que cayó como una bomba en el vestuario visitante. En una carta que se viralizó rápidamente afirmaba que los médicos del ente sudamericano no pudieron constatar las lesiones oculares de Pérez y Lamardo. Sólo dieron cuenta de algunas heridas superficiales, que no daban motivos para suspender la final.

Cuando todo hacía suponer que el partido arrancaba, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici sellaron un «pacto de caballeros» y le trasladaron a la organización que no querían disputar la final en estas condiciones. Ambos cuerpos técnicos y los futbolistas estuvieron de acuerdo. Por eso, CONMEBOL debió ceder y reprogramar la final para este domingo 25/11 en el mismo horario (17 horas), con presencia del público local.