En un partido vibrante, el equipo de Ramón le ganó 2 a 0 a Racing en Avellaneda y se prendió en la lucha por la punta. La gran figura fue Eder Álvarez Balanta, el colombiano que debutó oficialmente en Primera.
En un estadio «Presidente Perón» casi repleto, River jugó mejor que Racing y se llevó merecidamente los tres puntos. Tuvo un gran primer tiempo, en el que manejó la pelota, los tiempos y las acciones, sobre todo desde el buen pie de los mediocampistas, especialmente Cristian Ledesma, que jugó su mejor partido desde que volvió al «Millonario».
El equipo de Ramón fue el que tomó la iniciativa desde entrada y se plantó en campo contrario. Creció desde el manejo de pelota, pero la primera incidencia llegó por medio de la pelota parada. A los 11 minutos, Leandro Gonzalesz Pirez conectó de cabeza un corner de Lanzini y venció la resistencia de Sebastián Saja.
Los dirigidos por el «Pelado» merecieron ampliar el marcador, pero falló en la definición y faltó claridad en los últimos metros. Racing parecía un equipo «tímido», sin ideas. Inquietó muy poco a Marcelo Barovero en la primera etapa.
En el complemento, River fue de mayor a menor. Tuvo las chances para definirlo de contra en varias oportunidades, pero faltó fineza en la resolución. La más clara fue la que tuvo Carlos Sánchez promediando el segundo tiempo, que definió por encima del travesaño.
Racing, con pocas armas, se las arregló para acorralar al «Millonario» cada vez más cerca de su área. Con la lesión de González Pírez y el agotamiento físico de Vangioni, River se quedó con una sola variante para la ofensiva. El ingreso de Rodrigo Mora por Carlos Luna modificó muy poco, más allá del cambio de aire lógico.
A los 43 minutos, en la salida de un córner para Racing, Zuculini le regaló a Manu Lanizi la pelota y más de 50 metros de carrera para encarar a Saja y definir con el arco libre, en un tanto que se asemejó al recordado gol de Nelson Cuevas en el Torneo Clausura de 2002.
Fue un triunfo merecido y necesario. River le descontó dos puntos a Lanús y volvió a prenderse en la lucha de los de arriba.
