El árbitro brasileño tuvo un arbitraje parcial y perjudicó deliberadamente a River con faltas sistemáticas cerca del área. Además, no hubo foul en la jugada previa al gol de Hurtado y sí un agarrón de camiseta contra Paulo Díaz en la misma secuencia.
Wilton Sampaio tuvo una noche para el olvido. Es que el juez brasileño inclinó la cancha deliberadamente para el conjunto local y no es exageración. Cortó permanentemente el juego, sancionó faltas inexistentes cerca del área de River y mostró una falta de criterio asombroso en jugadas que podrían haber cambiado la historia del partido.
¿Las polémicas? El banco de River, con Marcelo Gallardo a la cabeza, se cansó de reclamar a lo largo del partido las faltas «chiquitas» que iban para un lado y no para el otro. La más insólita fue a los 34 minutos del primer tiempo, cuando Iván Marcone y Agustín Almendra fueron al mismo tiempo a cruzar a Nacho Fernández y terminaron chocando entre sí. El pito decidió cobrar foul cuando se iban tres futbolistas del millonario de cara al gol.
En ese primer tiempo, hubo un toque hacia atrás de Almendra que habilitó a Borré, pero el lineman levantó el banderín, y una retención de Julio Buffarini, que derivó en un tiro libre peligroso para el elenco de Alfaro vaya a saber un por qué.
Sin embargo, la más determinante sucedió a los 34 minutos del complemento, porque tuvo injerencia directa en el resultado. Wilton, empecinado en cobrar todas las «manchas», fabricó otro tiro libre y amonestó a Enzo Pérez, que solamente hizo «sombra» y simplemente acompañó al Toto Salvio, que se dejó caer. De esa falta vino el cabezazo de Lisandro López y el gol de Jan Hurtado, viciado de nulidad por un camiseteo de Mauro Zárate contra Paulo Díaz. El VAR esta vez no intervino. Inventaron un Sampaio. No les alcanzó.
