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River igualó 1 a 1 en su visita a Tucumán y no pudo alcanzar el objetivo: el eterno rival ganó su partido y se quedó con el título de la Superliga. Matías Suárez anotó el único tanto para el Millo.

River se quedó sin nafta en el sprint final. Le faltó el envión necesario para cosechar una victoria que lo alzara como el mejor del torneo. Le pasó el fin de semana pasada ante Defensa y Justicia. Repitió esta noche ante Atlético Tucumán. Por eso se quedó con las manos vacías y el sabor amargo de haber quedado ahí, en la puerta de otra coronación.

El desarrollo del encuentro se dio tal cual lo anticipó Marcelo Gallardo en una improvisada rueda de prensa en el lobby del hotel, recién llegada a Tucumán: el local apostó todas sus fichas al juego aéreo, a la segunda pelota y al rigor físico de sus atacantes. Especialmente Javier Toledo, que resultó incontrolable para la línea de tres defensores. Fue con esas armas que llegó al gol, cuando se jugaban recién 19 minutos. Tras un tiro de esquina, Armani dudó en salir, Martínez Quarta no se impuso en el salto y Toledo, con un cabezazo contra el primer palo, estableció la ventaja.

El libreto de River era el ya conocido: pelota contra el piso, intento de asociación, cadena de pases y desplegar supremacía en el ataque con sus volantes y laterales/carrileros. Así, llegó a la igualdad a los 34 minutos, a través de una apertura para el desborde de Milton Casco, centro al corazón del área y cabezazo de Matías Suárez.

En el complemento, los nervios y las imprecisiones jugaron su partido. También algunos fallos arbitrales. Nobleza obliga, Pato Loustau no cobró dos penales muy claros en favor de River, que se sumaron a un gol de Rafael Borré mal anulado. Esa fue toda del línea. Pero más allá del pito, el Millonario pareció jugar con el freno de mano puesto. ¿Tuvo la posesión del balón? Si. ¿Tuvo situaciones para marcar? También. Pero le faltó esa voracidad que suele tener en los partidos decisivos para llevarse por delante a sus rivales. Con juego y con ímpetu. Y cuando se enteró del otro resultado que lo dejaba sin corona, cayó en la desesperación y la falta de claridad.

Así, al elenco del Muñeco se le escapó el título en la recta final. No alcanzó el objetivo que se propuso a principios del 2020. A buscar la revancha en los próximos desafíos. «Hagamos de nuestro dolor nuestra próxima victoria». ¡Vamos River!