Una de las banderas más emblemáticas de la tribuna de River cumple 19 años. Desde LA MÁQUINA, nuestro humilde homenaje a uno de los «trapos» más representativos del fútbol argentino.
El 30 de abril de 1994 no era un día más. Aquél soleado sábado se disputaba una nueva edición del superclásico del fútbol argentino, con varios condimentos interesantes. River no ganaba en la Bombonera desde el 6 de abril de 1986. Sí, el mismo día que quedaba inmortalizada la pelota naranja y el equipo del «Bambino» daba la vuelta olímpica a pesar de las amenazas y aprietes.
Ocho años más tarde, el conjunto dirigido por Daniel Passarella tenía la posibilidad de cortar una racha impensada años atrás. El pueblo millonario, como es costumbre, había agotado las entradas y desbordó las dos bandejas que habitualmente ocupaba sobre el arco que da al Riachuelo, una bandera de dimensiones enormes y diseño cuadriculado resaltaba del resto de los trapos. «River es Delirio y Carnaval», rezaba.
La fiesta era de River. Estaba todo preparado para serlo. Y así lo fue. La Banda se impuso por 2 a 0 con goles de Ariel Ortega y Hernán Crespo, y la tribuna fue un verdadero Delirio y Carnaval, como expresaba ese pedazo de tela que tuvo su bautismo de fuego en La Boca y fue testigo de una jornada inolvidable.
Hoy, 19 años después, sobrevivió a los años, las prohibiciones ridículas y todo tipo de inconvenientes. Donde juegue River, sus portadores están. Donde pueda colgarse, sigue luciendo como una de las más lindas de todas. Y como bien expresan quienes forman parte de ese grupo autodenominado «Cuadritos», EL DELIRIO CONTINUA, EL CARNAVAL NO TIENE FIN.
