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SANTIAGO CELEBRA SU PRIMER GOL EN RESERVA (IMAGEN: Prensa River)

(INCLUYE VIDEO) En diálogo con LA MÁQUINA RADIO, Santiago Montiel repasó sus primeros años en el fútbol y recordó cómo fue su llegada a River proveniente de Laferrere. Además, reveló en qué puesto comenzó jugando y por qué decidió probarse como lateral izquierdo en el Millonario. También contó cómo vivió la firma de su primer contrato profesional, qué le dejó la Copa Libertadores Sub-20 disputada durante el mes de febrero en Paraguay y por dónde pasan sus sueños y objetivos.

Los grandes formadores que trabajan cerca del fútbol infanto-juvenil suelen afirmar que los chicos van a probarse en todas las posiciones, menos de laterales. No son pocos los que afirman que son más los marcadores de punta que se «fabrican» a lo largo de los años que los que nacen siéndolo. En ese sentido, el caso de Santiago Montiel aparece como una excepción a la regla. Y un caso diametralmente opuesto al de su primo Gonzalo, que fue toda su vida primer marcador central, hasta que Marcelo Gallardo lo mandó a la banda derecha. Mal no le fue, pero esa es otra historia.

La película de Santiago Montiel comienza en el oeste de la Provincia de Buenos Aires, donde todavía vive su familia en la actualidad: «Soy de González Catán, La Matanza. Empecé a jugar en Laferrere, donde jugaba de delantero o enganche. Estuve ahí hasta los 15 años, hasta que me consiguieron una prueba en River en el 2015″, indicó el defensor juvenil.

A la hora de recordar cómo fue su llegada al club de Núñez, explicó por qué decidió buscar suerte en otra posición: «A River me fui a probar directamente de tres. Acá en el potrero jugaba de tres y como me dijeron que el puesto de delantero estaba bien cubierto, me probé ahí. Tuve la suerte de poder quedar», aseguró.

¿Cómo fue pegar el salto desde un club del ascenso al más grande del fútbol argentino? «La diferencia fue muy grande. River te da todo y eso lo tenés que aprovechar», afirmó. Y señaló otra diferencia con su primo Gonzalo: «Por ejemplo, me ofrecieron ir a la pensión y nunca quise, me quería quedar acá en mi barrio. Yo sé que a él también le costó dejar acá, estar lejos del papá y la mamá. Yo lo pensé, pero decidí quedarme acá», manifestó.

La decisión de no abandonar la casa, la familia y el barrio implicó un fuerte sacrificio: «Me iba todos los días en colectivo a entrenar. Me levantaba a las 4 de la mañana, 4.20 salía a la parada de colectivo. Me tomaba el 620 y después el 28, son como dos horas y media de viaje. Si había un choque en General Paz no llegaba más. De acá es un viaje muy largo, es re lejos», reconoció.

¿Cuál fue el entrenador que más te marcó en las divisiones juveniles? «Siempre me llevé muy bien con el técnico que tenemos ahora en la Reserva, con Juanjo Borrelli. Siempre me aconsejaba y apoyaba. Fue con el que más tuve contacto. Lo bueno es que nos conoce bien a cada uno, sabe todo de nosotros, cómo manejarnos. Nos da mucha confianza, te dice que juegues tranquilo, con libertad, te saca la presión. Eso es lo que más necesita un jugador. Lo mejor que te puede transmitir un técnico es confianza», expresó.

En el 2019 Santiago vivió tal vez su peor momento en la institución: sufrió una rotura de ligamentos cruzados que lo mantuvo un largo tiempo fuera de las canchas. «En esos momentos me apoyé mucho en mi primo, estuvo bastante conmigo. Los primeros dos meses fue el que más me bancó, pasé bastante tiempo con él, me quedaba en la casa», reveló. También comentó que Milton Casco le brindó su aliento en una de las tantas sesiones de kinesiología en el predio de Ezeiza: «En ese mismo momento Milton había tenido la fractura en el hombro. Estuvimos hablando un poco, me dijo que salga adelante, que vuelva como estaba, que venía haciéndolo muy bien», añadió.

Su regreso fue en un encuentro de Cuarta División frente a Vélez en el River Camp y tuvo una particularidad: fue atacante, como en los viejos tiempos. «Ese día el DT me dijo si me animaba a jugar de delantero y le dije que sí. Tuve la suerte de hacer un gol en el 4 a 1. Fueron siete u ocho meses difíciles, no era fácil llevar tanto tiempo sin jugar ni entrenar. Fue una emoción volver a jugar. Nunca me había lesionado antes, fue la más larga que tuve hasta ahora», resaltó.

El 2020 lo encontró con una realidad totalmente distinta: realizó la pretemporada con la Reserva en San Jorge, Santa Fe, y días más tarde firmó su primer contrato profesional con el club: «Fue algo por lo que siempre peleé. Mi familia estaba muy contenta también. Después de ese día se me pasaban muchas cosas por la cabeza, porque sentís que estás cerca de cumplir ese sueño que es llegar a la Primera. ¿Cómo imagino el debut? Sinceramente no sé cómo voy a vivir ese momento, no lo pienso todavía. Sería algo muy lindo, pero hoy no lo pienso», admitió.

Lo que sí tiene claro Santiago es una cosa: el día que tenga la estabilidad económica de un futbolista de Primera, lo primero que hará es comprarle un casa a su familia en una zona más tranquila y menos peligrosa, al igual que su primo Gonzalo: «Él por suerte lo pudo hacer. Cada jugador tiene armado algo cuando llega a Primera. Yo también quiero sacar a mi familia de acá, hay mucha inseguridad, es demasiado picante», reconoció.

¿En qué te cambió la vida a partir del fútbol? «En mucho, porque sino estaría jugando acá sinceramente no sé lo que estaría haciendo. Gracias a Dios llegué a un club como River que te da muchas herramientas para poder crecer como persona y jugador, para poder cambiar. Por suerte ahora estoy en un camino bueno y tengo que seguir así», remarcó.

Este comienzo del 2020 también lo tuvo a Santiago Montiel como protagonista de la Copa Libertadores Sub-20. El título se escapó en los minutos finales, pero sirvió para sumar experiencia internacional: «Estuvo muy linda porque es un torneo que también te prepara. A algunos de los chicos después les tocó ir a la Libertadores con la Primera. Te prepara para saber cómo se maneja todo ahí arriba, tenés otro roce, estuvo muy buena. No tuvimos suerte, fue una lástima porque hicimos una copa muy buena. Nos faltó un poquito», resaltó.

El COVID-19 puso en pausa el andar ascendente de Santiago y varios chicos de la Reserva, que terminaron el torneo en el podio y alcanzaron a ganar el primer partido de la ya desaparecida Copa de la Superliga ante Atlético Tucumán. El mismo día que Thomas Gutiérrez presentaba síntomas que pusieron en jaque la continuidad del fútbol argentino, Montiel anotó uno de los tantos de su equipo. Justo el gol que eligió como el mejor de su incipiente carrera, al menos hasta aquí. «Es lo más lindo que te puede pasar, más siendo hincha, te da el doble de satisfacción. Voy a defender esta camiseta lo mejor posible», fue la sentencia del otro Montiel, el que quiere escribir su propia historia y dejar un surco por el andarivel izquierdo. Otro lateral hecho a la medida de River. Un sello de familia.