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EL MUÑECO CUESTIONÓ AL ASISTENTE 1 JULIO FERNÁNDEZ, DE PAUPÉRRIMO PARTIDO (IMAGEN: Getty Images)

Facundo Tello y Julio Fernández, asistente número uno, tuvieron un arbitraje para el olvido: no sancionaron una clara falta en el gol de Carlos Tévez. Además, el juez le perdonó la vida a Marcos Rojo y Sebastián Villa, que debieron ser expulsados por juego brusco. Hay bronca y malestar por los manejos «misteriosos» en las designaciones de las autoridades. 

No hay superclásico sin polémicas. Algunas son más chiquitas, otras son más groseras. Pero lo que sucedió esta tarde en la Bombonera fue escandaloso. Ni el juez, ni los asistentes ni el cuarto árbitro estuvieron a la altura de un partido definitorio. Y condicionaron el desarrollo del juego con decisiones que beneficiaron de manera discrecional al conjunto local.

A los diez minutos, el local consiguió la ventaja a través de Carlos Tévez, en una jugada que debió ser anulada por el terceto arbitral. El delantero boquense empujó a Jonatan Maidana en las narices del árbitro Facundo Tello y del lineman Julio Fernández, misteriosamente designado para reemplazar a Juan Pablo Belatti a pocas horas del clásico. Ninguno de los dos vio la falta. Gol de Boca y escándalo.

No fue el único error grosero. Antes del gol de Tévez, Facundo Tello debió expulsar a Marcos Rojo por un planchazo descalificador contra Agustín Fontana. No le sacó ni amarilla. Y poco después, por una falta menor, amonestó insólitamente a Enzo Pérez. Más claro, echale agua.

En el complemento y visiblemente condicionado por los fallos en la primera etapa, Facundo Tello tuvo piedad y amonestó a Jonatan Maidana por un patadón sin pelota contra Carlos Tévez en la mitad de la cancha. Sin embargo, volvió a ser genuflexo con el elenco de Miguel Ángel Russo y perdonó a Sebastián Villa, que mereció la expulsión por un planchazo contra Gonzalo Montiel a pocos metros del banco de suplentes de Marcelo Gallardo.

En la intimidad del vestuario visitante de la Bombonera hubo mucha bronca con el arbitraje. También en el la delegación de directivos que ocupó un sector de la platea media. La bronca apuntó principalmente hacia Julio Fernández, designado de manera misteriosa. El asistente número 1 ya perjudicó a River anulando un penal que atajó Marcelo Barovero de manera legítima en el Nuevo Gasómetro. Las sospechas de su fanatismo por Boca y la risita picarona que mostró la televisión luego del gol de Tévez terminaron por confirmar lo obvio.