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El equipo de Jonathan La Rosa cayó 4 a 2 con Gimnasia y Esgrima de La Plata en el River Camp, sumando así su primera derrota en lo que va del torneo de Reserva.

El resultado como tapa puede ser sorprendente, porque River no solamente venía mostrando un gran funcionamiento colectivo sino que también demostraba que contaba con una imponente superioridad individual sobre el resto de los equipos de la Zona A.

El Millonario no contó con dos jugadores imprescindibles para enfrentar a Gimnasia. El colombiano Flabián Londoño Bedoya y Federico Moreno estuvieron ausentes por lesión, por lo que el entrenador debió buscar alternativas para este partido.

El Lobo le dio una paliza táctica que dejó en Jaque Mate a River. Lo puso contra las cuerdas y el Millonario no pudo evadir las condiciones que impuso el equipo dirigido por Chirola Romero, mantuvo su identidad de juego pero no supo adaptarse al contexto adverso.

Jonathan La Rosa puso un 4-3-1-2 en cancha con la presencia de Franco Petroli en el arco, quién actualmente entrena con el plantel profesional y hoy reemplazo a Leonardo Díaz en el arco con el objetivo de no perder ritmo de juego. La línea defensiva estuvo integrada por Manuel Guillén, Francisco Petrasso, Lucas Monzón y Felipe Salomoni. La mitad de la cancha la conformaron Matías Gallardo, Nahuel Casasola y Franco Alfonso, de enganche jugó Esteban Fernández y los delanteros fueron Joaquín Panichelli y Carlos Airala, el chico proveniente de Ferro Carril Oeste.

El elenco platense se paró 4-2-3-1 y tuvo un objetivo claro: Asfixiar ordenadamente la salida de River e impedir claridad en los pases desde el fondo. A la hora de salir jugando los laterales del Millo proyectaban al ataque e inmediatamente se integraban a la mitad de la cancha, entonces quienes tomaban el timón del barco en soledad eran Petrasso y Monzón. Cuando sucedía esta transición automáticamente los 3 volantes ofensivos de Gimnasia acorralaban a la defensa millonaria que debía recurrir a apoyarse con Petroli, por lo que inevitablemente el arquero se veía obligado a saltear líneas o a tirar el balón al lateral, de esta manera el Lobo fue ganando la partida de ajedrez de la cual River no encontró solución.

Faltó asociación y sobre todo precisión en los pases, si bien el equipo no logró desplegar su juego tampoco pudo ser efectivo ni mucho menos agresivo para contraatacar.

La Banda arrancó ganando a los 2 minutos con un zapatazo de Esteban Fernández desde afuera del área y cuando se tornaba un panorama positivo en Barrio Uno, se lo dieron vuelta rápidamente. De ahí en más se volvió un partido friccionado, donde prevaleció el sacrificio por sobre el juego colectivo. El primer tiempo estuvo repleto de goles por la efectividad de ambos equipos y en el segundo abundó el roce, el complemento estuvo cargado de infracciones y constantes interrupciones que distorsionaron el desarrollo del encuentro.

Está más que claro que River cuenta con serias dificultades en el retroceso, los primeros dos goles de Gimnasia llegaron de la misma manera: Un pase largo hacia el extremo platense que picó por detrás de la espalda de una defensa muy adelantada, pase al medio y el delantero empujando el balón debajo el arco.

Por otro lado, Benjamín Domínguez, la joya de Gimnasia de La Plata, la descoció y el equipo lo sintió, sobre todo Manuel Guillén que defendió siempre en inferioridad numérica por su banda, debido a que no contó con el relevo correspondientes de los mediocampistas. River sufrió muchisimo cuando lo atacaron por derecha y fue este otro de los inconvenientes futbolisticos que no supo resolver.

Para destacar destellos de Esteban Fernández y un gran ingreso en el segundo de Leandro Peña Biafore que se animó a encarar y a salir jugando con pelota, al hermano de Felipe se lo notó muy suelto. River mereció perder, aunque tranquilamente podría haber empatado. El Lobo fue efectivo y sentenció la victoria en el resultado final.