La historia de Agustín Ruberto, la joya de las inferiores que firmó su primer contrato

Agustín Ruberto, delantero de la Séptima División y de la Selección Sub 17, firmó su primer contrato profesional con River Plate con tan solo 16 años. En esta nota repasamos su historia y su llegada al club de Núñez, contada en primera persona por el juvenil en una nota exclusiva con LA MÁQUINA RIVER.

La historia de Agustín Ruberto comenzó en el baby fútbol. Más precisamente en el club Barrionuevo, en la zona de San Fernando, Provincia de Buenos Aires. En una de esas tantas jornadas maratónicas y emocionantes, Pablo Espiñeira, captador de Parque Chas, observó con detenimiento a un chiquilín de apenas 6 años. Todavía jugaba como defensor y lo suyo era más la potencia que la técnica. Sin embargo, le bastó para dar el salto al club que alguna vez formó a Javier Saviola, por dar sólo un ejemplo.

Tiempo después, Agustín una amistad con el arquerito de Parque Chas, que a su vez consiguió una prueba en las infantiles de River. Como una cosa lleva a la otra, terminó aceptando la invitación y accedió a una serie de entrenamientos en el club de Núñez. Allí lo vio Christian López, entrenador del millonario y coordinador de las categorías que participan de la Liga Metropolitana. Luego de tres días de evaluación, llamó a su madre que estaba en la puerta y le comunicó la noticia soñada: su hijo Agustín Ruberto iba a fichar con el Más Grande.

Lo particular de la historia del hoy atacante de la Séptima División de River es que en su llegada al club, jugaba en otro lugar del campo de juego y tenía otras virtudes: «Al principio yo no era un jugador de mucha técnica, por ahí iba más para adelante. En el baby jugaba de defensor. Con el tiempo fui agarrando un poco más técnica, intensidad y me pasaron de delantero», afirmó el propio Ruberto en una nota exclusiva con LA MÁQUINA. «Cuando llegué a River jugaba de once, al año siguiente vino de técnico Fabián Mazza y me cambió la posición. Ahí comencé a jugar de delantero, me puso de nueve y hasta acá sigo en esa posición», explicó.

Sus primeros años en las infantiles de River fueron puro disfrute: salió campeón ante Boca y dio la vuelta olímpica en la Candela (predio que tiene el eterno rival en la zona de San Justo) de la mano del Betito Alonso, hijo del ídolo histórico del Millonario. Al año siguiente, se dio el gusto de viajar a Italia para participar junto a la categoría 2006 de un torneo en la ciudad de Venecia. Y unos meses después, cerró el año campeón e invicto en el torneo de AFA, con posterior vuelta olímpica en el estadio Monumental. Más no se podía pedir.

«En las juveniles cambia mucho la intensidad, tanto en lo físico como en lo técnico. Por ahí en infantiles uno trata más de disfrutar y no te das cuenta del lugar en el que estás, pero cuando vas subiendo uno va pensando más las cosas y te lo tomás con más responsabilidad», recordó Agustín Ruberto en una nota vía Instagram Live con este medio.

A la hora de repasar sus características como jugador, el delantero remarcó: «Me considero un 9 de área, con buen juego aéreo, le pego con las dos piernas y pivoteo bien. Lo que me falta es serenarme un poco más en la definición, es algo que estoy trabajando mucho. De River el que me gustaba mucho era Borré, porque va a todas. De afuera me gusta Robert Lewandowski porque es un jugador muy técnico». Y agregó: «Los profes nos marcan mucho el tema de la presión y que seamos ordenados. Que nos mire el técnico de la Primera es una motivación doble».

Luego de un año y medio de pandemia, los juveniles volvieron a la actividad y la categoría 2006, en aquel entonces en Octava División, culminó el año como la mejor posicionada en los torneos de la Liga Profesional. Cayó en una final ante Vélez en el predio de Platense, pero Agustín Ruberto no se puede reprochar nada: marcó 16 goles en 13 partidos y anotó el único tanto del Millo en la definición ante el Fortín.

No contento con eso, Ruberto es un número puesto en la Selección Sub 17 que comanda Pablo Aimar. «Lo que me propuse este año fue ir a la Selección juvenil y soñando más arriba, ganar una Libertadores con River». El primero de sus objetivos ya lo alcanzó. Para el otro habrá que esperar unos años más. Mientras tanto, hace camino al andar y ya puso el gancho para firmar su primer contrato profesional. Lo mejor…siempre está por venir.