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Ambos delanteros ingresaron a falta de pocos minutos para el cierre del partido que River le ganó 1-0 a Gimnasia. Demostraron atrevimiento, picardía e ímpetu para cambiarle la cara al ataque.

Al fútbol se gana con goles y el equipo perdió mucho con el adiós de Enzo Fernández y Julián Álvarez, que aparte de inflar redes repartían asistencias. Para empezar desde cero, Marcelo Gallardo debió apuntar fuerte en el mercado de pases y tentar a Miguel Borja y Pablo Solari, provenientes de Junior y Colo Colo, respectivamente. Las negociaciones se tornaron difíciles, sin embargo llegaron a buen puerto.

Y en el triunfo 1-0 se estrenaron con la camiseta de River. El Pibe ingresó a los 17 minutos del complemento y mostró lo picante que puede ser en el mano a mano. En todo momento intentó desnivelar, encarar hasta el fondo y levantar la cabeza para buscar a un compañero.

Diez minutos más tarde fue el turno del colombiano, que contó con dos chances frente al arco pero en milésimas de segundos no pudo conectar de lleno la pelota. No obstante, su presencia como tanque de área se hizo sentir. Incluso Solari lo buscó constantemente y dieron indicios de convertirse en una gran sociedad para potenciar la búsqueda de festejos.

Con ambos en cancha, el esquema que dispuso el Muñeco fue un claro 4-3-3 con Esequiel Barco como extremo izquierdo para conformar un tridente con dos puntas veloces por las bandas y otro corpulento como referencia en la zona caliente. A su vez, los volantes llegadores como Agustín Palavecino y Rodrigo Aliendro rotaron posiciones e hicieron jugar a un renovado frente ofensivo. ¿Será la nueva cara del ataque de River?

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