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Cuatro minutos pisando el acelerador le bastaron a River para golear 3-0 a Aldosivi en Mar del Plata y seguir escalando en la tabla. Agustín Palavecino, Lucas Beltrán y Miguel Borja, los autores de los festejos en la Costa Atlántica.

Entusiasmado por los triunfos en Copa Argentina y en la última fecha ante Gimnasia, River se presentaba en una Mar del Plata gris. La clara obligación de encadenar otra victoria en fila ilusionaba a un equipo golpeado pero con los nervios de acero de cara a lo que resta del 2022. En un Estadio José María Minella que contó con los polémicos hinchas neutrales pero también con un horrible césped para tratar de jugar al fútbol, la engorrosa tarea se dificultó. El que rápido entendió que en sus pies había chances de crear peligro fue Agustín Palavecino, que a los 3 minutos soltó el derechazo. Se fue alto el balón, pero era la vía a tener en cuenta.

Cada vez que Tomás Martínez contó con segundos para que su zurda pensara, Aldosivi se acomodó para hacer pie a la avalancha de posesión rival. Confirmando que atraviesa un buen momento, Bruno Zuculini tomó la posta en el círculo central y marcó la línea de presión, incluso adelantándose varios metros para participar del circuito. ¿Algo más? Sí, probó desde afuera en un par de ocasiones. Completito. En veintipico de minutos, varias acciones que amagaron con terminar en algo más, pero no. A los 27′ llegó la más polémica: Santiago Laquidaín lo agarró en el aire a Esequiel Barco y lo desparramó.

Ni el árbitro ni el VAR revisaron la jugada mientras el delantero se mostraba con grandes muestras de dolor. El tiro libre de Palavecino se fue alto, no lo pudo aprovechar, y en la siguiente Santiago Silva casi agranda su historial goleador contra el Millonario. Solamente Armani lo pudo evitar con un buen achique con su pierna derecha. En media hora de juego sucedió esta secuencia: Casco-Aliendro-Beltrán-Barco-Gómez-Palavecino. De derecha a izquierda, tic tac paciente, pero el volante no conectó bien la volea de zurda.

Dicho esto, las acciones ofensivas del Millonario aún estaban dormidas, pero mucho tuvo que ver el pésimo estado del campo de juego, que contó con la complicidad de Pablo Echavarría para no sancionar con vehemencia la pierna fuerte. Y Pala volvió a avisar a los 35 con un enganche de crack y tres dedos con el botín derecho. Atento Devecchi para mandarla al córner. La importancia de Beltrán para aguantar de espaldas y esperar a su compañero, vital para que los remates del ex Deportivo Cali sean continuos.

A cinco del descanso, Cauteruccio le erró inexplicablemente al arco y el Pulpo se relamió para agarrar el balón con uno de sus tentáculos. La movía el equipo del Muñeco de un lado a otro, pero el puntazo final se hacía esperar. Un primer tiempo de ocho puntos. ¿El gol? Estaba al caer como la pegajosa lluvia. Ni tres tiros de esquina consecutivos bastaron para abrir el marcador. Se salvaba el Tiburón con más suerte que méritos propios.

Salió más decidido el dueño de casa al complemento, dispuesto a faltarle el respeto al Millonario. Leandro Somoza tomó nota que Milton Casco y Elías Gómez no gravitaron como de costumbre, y pidió que sus volantes capitalizaran esos espacios para darle alternativas a dos tanques de área como Cauteruccio y Silva. Sufría el Vikingo lejos del arco, sin poder rematar y con sus marcadores respirándole cerca. Para colmo Santiago Simón terminaba cada incursión muy lejos de la definición. El destacado nivel de Emanuel Mammana en la cueva, a veces bailando con la más fea, le ahorró disgustos a Armani.

En casi diez de la segunda mitad, Beltrán la peleó desde mitad de cancha, encaró efectivamente contra todos y se la dio a Barco, que se la llevó por delante. Una lástima. ¡Elías quiso sorprender con un zapatazo! Pero no tuvo destino de arco… Marcelo Gallardo habló con Matías Biscay y ambos coincidieron en renovar el previsible ataque. Adentro Nicolás De La Cruz, Pablo Solari y Miguel Borja. En la primera que tuvo, el colombiano le dio de borde interno pero sin demasiada fuerza para inquietar. Avisaba el Colibrí. Pasaron diez minutos con la posesión en poder de River, hasta que Borja se la bajó con el pecho a Palavecino y este ensayó un puntazo al segundo palo. Nada que hacer. Caviar del cafetero y reaparición del talentoso volante, que volvió a ser el eje en la conducción.

El cachetazo no fue suficiente para despertar a Aldosivi, que a los 28′ otra vez padeció la clase del ex Junior de Barranquilla. Corrida, enganche y asistencia para Beltrán que le dio mordido pero con el empuje necesario. 2-0 y a cerrar la historia. El golpe de nocaut llegó 120 segundos después. Sí, creer o reventar. El elenco marplatense sacó del medio, la perdió y otra vez Borja en tres cuartos con pelota dominada. Se sacó de encima a su adversario sin mosquearse y debutó en la red. ¡Golazo! Con Juanfer Quintero ya en cancha, la idea fue mantener el control y aprovechar alguna que otra oportunidad. Lejos estaba el contrincante de River del arco de Armani. La jerarquía hizo lo suyo.

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