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River
Demichelis y un arranque inesperado del semestre (Foto: Getty)

Hace un mes, River salió Campeón. Lo hizo tres fechas antes del final, lo hizo sacándole 11 puntos de ventaja a Talleres. Lo hizo con una distancia de 18 puntos a Boca. Lo hizo ganando el Superclásico. Lo hizo en el primer semestre de su nuevo DT, el sucesor del enorme Marcelo Gallardo. Enorme por lo que logró. Enorme por su peso específico. Enorme por su influencia, trayectoria y aura. Y ante todo eso, Demichelis llegó, se anotó sus porotos y sacó a River campeón. ¿Qué pasó para que entonces hoy haya rumores de un fin de ciclo inminente o a fin de año? ¿Cómo se explica?

La eliminación temprana de la Copa Libertadores, en Octavos de Final, y ante Inter caló hondo en el plantel. Un plantel que para esa altura ya había dejado ir la Copa Argentina, en un mano a mano con Talleres al que llegó resacoso, 72 horas después de gritar campeón. Aún River no pudo salir de la depresión que le supone mirar la Copa por TV, cuando tenía plantel, ilusión e hinchada para pelearla hasta el final. La depresión se llevó puesta la buena onda y desnudó las grietas que apenas se habían notado en medio del desfile que significó para River la Copa de la Liga Profesional.

El primer cimbronazo llegó en la antesala del partido ante Rosario Central, anteúltimo partido de River en la Liga Profesional de Fútbol. Ese día, Miguel Ángel Borja publicó una historia en IG de un emoji pensativo. Puertas para adentro resonó con la misma fuerza que el grito de campeón de días atrás. En conferencia de prensa, Martín Demichelis dijo: “Ustedes saben que no tengo redes sociales. Tengo un equipo que trabaja en tantas áreas para que los jugadores se sientan bien a la hora de jugar. Me llegó la información post partido. Habrá que corregir y trabajar puertas adentro. Tengo que sentarme a hablar con Miguel”. ¿Y lo hizo? Sí, días después, el técnico y Borja hablaron. O hablaron a través de otros. Lo cierto es que el tema se tocó y el colombiano debió pedir disculpas frente a todo el plantel.

La frustración de Borja era lógica, pero la manera en que lo expresó no va con lo que pregona River. Por eso el reto, por eso el pedido de disculpas ante todos. Algo lógico. Luego, el colombiano volvió a sumar un puñado de minutos ante Talleres, por Copa Argentina, pero no jugó ni un minuto en el Monumental en la ida ante Inter, ni tampoco en la vuelta. Pese a que River, en ambos partidos, necesitaba goles. Una decisión que al Mundo River le costó entender.

También en la antesala de ese partido, sucedieron dos hechos. El Técnico decidió que Jonatan Maidana no sea parte de la delegación que viajó a Porto Alegre, algo que le cayó muy mal al defensor y que hizo ruido en el grupo de los referentes, que consideraron que la acción del técnico fue innecesaria y un destrato para Jony, que si bien no iba a jugar y quizás sea hoy por hoy el último defensor en la consideración del DT, debió ir con el equipo.

A eso hay que sumarle el Nacho Fernández -Gate. Demichelis pasó de calificarlo como “el cerebro” del equipo a no utilizarlo más de arranque. Y en la antesala del duelo en Porto Alegre, el DT se cruzó con un periodista en la Conferencia, que le había preguntado el por qué de su titularidad, por sobre la de Pablo Solari, que había ingresado y marcado los dos goles de River. El técnico, en ese momento, esbozó un simpático: “Vení a decirle vos que no juega”. Con esa respuesta, todos entendieron que Nacho no iba a salir del equipo. Lo raro, entonces, fue ver a Pablo Solari de arranque en Beira Río y a Nacho en el banco.

Con respecto a esto, se llega a otro punto álgido. El plantel está desorientado. No entiende qué busca el técnico desde su postura y desde los nombres. River trajo cinco refuerzos en este mercado de Pases, un defensor (Sebastián Boselli), tres volantes (Gonzalo Martínez, Manuel Lanzini y Nicolás Fonseca) y un delantero (Facundo Colidio). Sufrió la importante salida de Lucas Beltrán. El equipo mutó en nombres, pero desde que Inter golpeó aquella noche en Beira – Río, nadie parece entender a qué juega River. Los jugadores tampoco.

La lesión de Aliendro fue el último golpe a una estructura que ya estaba medio endeble. Con la salida del “Peti”, Demichelis tuvo la opción de rearmar el mediocampo. Cobró un protagonismo inesperado Agustín Palavecino y, de pronto, Manu Lanzini apareció en el banco ante Vélez y Nacho Fernández, un jugador que era una fija entre los titulares, aún con un nivel regular, pasó a los relevos. Ni hablar de los laterales. Milton Casco perdió su lugar con Andrés Herrera, luego lo recuperó y en esta Copa de la Liga, el DT quiso probar a Santiago Simón en esa posición. Hoy, luego de dos partidos del experimento, ya empezó a circular que el Cuerpo técnico vio que Simón “no siente” esa posición y ya se habla del regreso de Milton Casco… Ah, no se pidió en todo el mercado un lateral.

Así las cosas, los jugadores y el DT de River lucen perdidos. Esta desorientación alcanzó su punto máximo el último sábado por la noche, cuando en Liniers ni River se pareció a River, ni Demichelis esbozó una sola de las cualidades que mostró hasta acá. Se mostró frío, como la noche en el Amalfitani, mientras su equipo -el que eligió para iniciar y el que rearmó después de los cambios- se arrastraba en la cancha. Por supuesto, hay tiempo para corregir.

El técnico debe definir una manera de jugar, primero. Y el equipo para ejecutarla después. No debe ser tibio, ni titubear y debe jugársela por un equipo. Así se empieza a reconstruir la confianza, así se empieza a enderezar el barco. A River todavía le queda mucho tiempo para acomodarse en la Copa de la Liga, y casi un mes para armar el equipo y el esquema y la manera con que deberá ir a ganarle a Boca a La Bombonera. Después, llegará el Trofeo de Campeones y será momento de empezar a diagramar el plantel para la Copa Libertadores 2024.

Cuando River quedó afuera de la Copa, lo que más se oyó en los medios fue “Diciembre queda muy lejos”. Y es cierto, Diciembre aún queda lejos. Y más con esta manera de jugar. River debe mejorar, para eso se deben limar las asperezas, el técnico debe ser menos confuso y los jugadores más indulgentes. Entre todos, hacer lo mejor posible para River. Ese deber ser, en definitiva, el único fin común de todos. Primero River, segundo River y tercero River. De lo contrario, no sólo lejos, diciembre también empezará a ser una quimera.

¿Qué le pasa a River? Mirá la conferencia completa de Demichelis