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Se cumplen 19 años de, tal vez, el empate más festejado por los hinchas de River. El 23 de marzo de 1997, en el Estadio Antonio Vespucio Liberti, River Plate empató de atrás un 0-3 ante Boca Juniors que quedará grabado por siempre en la retina de todos los hinchas millonarios.

Es que empatar un superclásico cuándo el marcador muestra al rival de toda la vida con tres goles por encima no es cosa de todos los días, y menos si el partido se juega en un Monumental colmado por hinchas eufóricos.

Fecha 6 del Clausura 1997: River venía de consagrarse en el Apertura de ese mismo año y era el líder invicto del actual torneo. Boca, en cambio, atravesaba una sequía de cuatro años sin conseguir títulos. Pero como dice la antigua frase, los superclásicos son partidos aparte.

El encuentro se abrió a los cinco minutos con un gol del ex-River, Gabriel Cedrés. Poco más tarde, Sergio Martínez marcó el segundo tanto xeneize que preveía una goleada del conjunto de La Ribera. No habían pasado ni 5 minutos del gol de Martínez y Boca tenía la chance de aumentar el marcador desde los 12 pasos. Tras una infracción señalada por Javier Castrilli, Roberto Bonano le tapó el penal a Roberto Pompei y, lo que parecía un envión anímico para River, no salió de la mejor manera.

Los dirigidos por Héctor Veira siguieron atacando y el tercer gol estaba al caer. Un contragolpe letal decretó la tercera conquista, otra vez Martínez. Así fue como, en media hora de partido, River era humillado en su propia casa ante la mirada incrédula de los simpatizantes millonarios y la euforia pura de los bosteros. Antes del entretiempo, Sergio Berti consiguió el descuento para los dirigidos por Ramón Díaz.

Ya en el complemento, con Berizzo de River y Martínez de Boca expulsados, el Millonario se ponía 2-3 con un tanto del recién ingresado Facundo Villalba –quién volvía a jugar tras un año de recuperación de su lesión en la rodilla- y lo mejor estaba por venir. Sobre el final del partido, el paraguayo Celso Ayala conectó de cabeza un centro quirúrgico de Sergio Berti y mandó la pelota al fondo de la red. Explotó El Monumental, River conseguía un empate teñido de hazaña y, aunque tuvo chances de ganarlo, el juego terminó en un 3-3 que será recordado como el empate más festejado en superclásicos.

La historia de River marcará que nunca se deberá festejar un empate, y mucho menos contra los primos, esta fue una excepción solamente…