La falta de ideas le jugó una mala pasada a River, que no pudo sumar de a tres en el Estadio Monumental ante su gente. Fue 1-1 contra Atlético Tucumán, con un tanto de penal de Enzo Fernández.
No pudo. No supo. No le encontró la vuelta. Y podríamos estar días en la búsqueda de descripciones para ejemplificar lo que fue una jornada negra de River en el Estadio Monumental. Fue 1-1 frente a Atlético Tucumán y surgen muchas especulaciones en torno al final de ésta etapa del torneo.
Venía de caer en Córdoba frente a Talleres y era más que preciso terminar la noche del domingo con caras alegres. Pero no fue así: un River que contaba con casi el cien por ciento del equipo titular estuvo totalmente desconocido y no pasó del empate frente al Decano.
Primera etapa en marcha. Floja, con ataques inconclusos que no lograban la profundidad pretendida tanto por Marcelo Gallardo como por los futbolistas. No existía ese juego asociado y peligroso a la vez que siempre le notamos al Millonario y la postura defensiva del equipo conducido por Lucas Pusineri hacía que todo fuera un dolor de ojos constante.
Un conjunto de Núñez deslucido, que no daba confianza, que no inspiraba aquello que estamos acostumbrados a ver en el equipo titular a tal punto que la única situación clara y de frente al arco era malograda por Agustín Palavecino dentro del área.
Los minutos se consumían y llegaba un premio para River: tiro penal luego de una clara falta a Matías Suárez. Se encargó Enzo Fernández y lo cambió por gol a los 47 minutos. El mediocampista, con su clásica corrida, se paró frente a la pelota y le pegó con la fuerza suficiente ya que la misma ingresó pidiendo permiso por debajo de la figura del arquero Nicolás Campisi.
Complemento en acción. Apenas un poco mejor, con otro ímpetu, buscaba aumentar la diferencia pero poco le duró la actitud. A los 57 minutos, Ramiro Ruíz Rodríguez rescató un rebote otorgado por Franco Armani hacia el medio tras el disparo de Ciro Rius desde el vértice derecho del área grande. Baldazo de agua helada en Núñez y a sacar del medio.
Este panorama hacía que Gallardo se sentara nuevamente en el banco, puesto que mostraba su descontento como lo hizo en varios pasajes del primer tiempo. El DT mandaba a la cancha a Braian Romero, a Cristian Ferreira y a Tomás Pochettino en reemplazo de Suárez, Simón y Palavecino respectivamente.
La idea claramente era mejorar el mediocampo, con la intención de llegar al arco rival con otras alternativas que le podían dar frescura al equipo. A los 74 minutos, alarma para el Muñeco: Enzo Pérez salía por una molestia muscular y en su lugar ingresaba Bruno Zuculini.
A pesar de los intentos por doblegar a la visita, ninguna ocasión llevó peligro al arco rival y, tras otorgar seis minutos de adición, Tello decretó el final del encuentro.
A mejorar. El tiempo es escaso porque entre semana hay fecha de Copa Libertadores con viaje a Chile, pero Gallardo y compañía saben de la necesidad de una pronta mejoría en el certamen doméstico. El futuro se encargará de mostrarnos para qué está uno de los grandes equipos del continente.
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