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FOTO: River Un Sentimiento
FOTO: River Un Sentimiento

(INCLUYE AUDIO) José Vivanco, defensor de la Séptima División invicta y campeona de Pablo Lavallén dialogó con LA MÁQUINA RADIO y relató cómo vive su gran momento con la categoría ’98, que lleva 35 partidos sin conocer la derrota.

No pierden desde marzo de 2013. Más de un año invictos. Con el condimento de una vuelta olímpica y la continuidad de Pablo Lavallén, el DT de la Octava campeona que este año pasó a dirigir la Séptima, para seguir formando a los mismos chicos que la rompieron el año pasado.

En diálogo con LA MÁQUINA RADIO, José Vivanco -uno de los defensores de la categoría. contó cómo están viviendo este gran momento con la ’98: «En lo grupal estamos muy bien, muy sólidos en todas las líneas. Son 35 partidos invictos, eso es un envión muy grande para seguir en racha. En lo personal, muy contento porque gracias a Dios estoy jugando de titular», reconoció.

Para el juvenil, uno de los grandes aciertos fue la continuidad de Pablo Lavallén a cargo del mismo plantel: «Ya nos conocemos, no cambiamos mucho el estilo de juego. Sí lo mejoramos, eso favorece mucho». Por eso, cuando circuló el rumor que el DT de la Séptima se sumaría al cuerpo técnico de Marcelo Gallardo, el joven defensor no ocultó su sinceridad:  «Yo en el personal no quería, porque es una gran persona, un gran técnico, sabe muchísimo y cada día nos enseña algo distinto», afirmó.

A la hora de hablar de sus referentes en su posición, Vivanco remarcó: «De Argentina lo miraba mucho Alvarez Balanta acá en River; de afuera Piqué y Sergio Ramos son mis referentes. También miraba mucho a Heinze cuando estaba en Newell’s. Mirando esos jugadores aprendés mucho».

Sin embargo, la curiosidad es que José no siempre fue defensor: «Yo era enganche. Debuté a los 14 años en la Primera de mi club, Jorge Newbery, un club que juega la liga de Viedma. Yo andaba de goleador y cuando fue River a probar mis compañeros no me la querían dar». Y agregó: «Vine acá a hacer la prueba, anduve bien y pude gracias a Dios quedar». Mucho tuvo que ver su contextura física y su altura: «1.82 estoy midiendo».

Lo que pocos ven es el día a día. Lejos de la familia y los amigos. Por eso, la convivencia en la pensión de River muchas veces es el partido más difícil que los juveniles tienene que enfrentar: «Fueron tres o cuatro días que me decía para mí mismo: ‘¿qué estoy haciendo acá?’ Ya cuando empezás a entrenar y es otra vida, estaba muy contento lo que estaba haciendo. Después en el equipo tampoco me afectó, me uní muy rápido», concluyó el defensor de una categoría con un gran presente y, sobre todo, mucho futuro.

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