Isotipo_Figuras3
IMAGEN: La Máquina
IMAGEN: La Máquina

(INCLUYE GALERÍA Y VIDEOS) River derrotó a Boca en la categoría 2003 de Fútbol Infantil, pero la noticia es el comportamiento ejemplar de los chicos. Antes, durante y después del partido, hubo grandes gestos de los futuros cracks del Más Grande.

La crónica del partido dirá que River y Boca igualaron 0 a 0 en los sesenta minutos de juego. Que hubo luego una definición por penales. Y que el millonario se quedó con el superclásico de la 2003 tras vencer al eterno rival 4 a 3 desde los doce pasos. Sin embargo, el último domingo en el estadio de JJ Urquiza pasó algo más importante.

Antes, durante y después del «superclasiquito» de la 2003, hubo gestos de grandeza, de un lado y otro. En la previa, los dos equipos salieron al campo de juego al mismo tiempo, junto al juez del encuentro. Posaron para las fotos todos mezclados, junto a las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino y el Intendente de Tres de Febrero.

Luego de las fotos, los dos capitanes leyeron adelante de sus compañeros una serie de consignas ponderando el fair play y el buen comportamiento dentro y fuera del terreno de juego. Acto seguido, hubo una entrega de premios por parte de la Subcomisión de Fútbol Infantil de AFA. Una copa para cada equipo, por haber conseguido el primer puesto del Torneo Ricardo Petracca, cada uno en su respectiva zona. ¿La particularidad? Los padres de Boca le entregaron el trofeo al capitán millonario, mientras que los de River hicieron lo propio con el jugador boquense. Los buenos gestos siguieron con una vuelta olímpica de los dos equipos y el aplauso unánime de las dos parcialidades. 

Durante el partido, afloró la rivalidad en los cánticos, todo dentro del marco del folklore y sin un solo episodio de violencia. Ni adentro ni afuera, más allá de haber jugado un partido de «dientes apretados» y mucha fricción. Como todo superclásico.

Llegaron los penales. Hubo alguna silbatina de más hacia uno de los chicos de River por parte de algunos papás de Boca, que rápidamente se apagaron a medida que los chicos de La Banda demostraron desde los doce pasos que estaban afilados. Ganó River. El delirio de los chicos se convirtió en canción: «Señores dejo todo, me voy a ver a River / porque los jugadores me van a demostrar / que salen a ganar, quieren salir campeón / que lo llevan adentro, como lo llevo yo», entonaron los pibes. No sin antes ir a saludar a sus rivales, junto a su cuerpo técnico y los directivos. Consolaron a los chicos que estaban llorando y demostraron un respeto casi imposible de ver en los tiempos que corren.

En la intimidad del vestuario siguieron los festejos. Ahí sí hubo dedicatoria, cargada y el desahogo lógico, sin la presencia cercana del rival. El folklore bien entendido. No todo está perdido. En la lucha contra la violencia en el fútbol, los chicos dieron el ejemplo. Que no se corte.